El presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés, ha asegurado este viernes que Europa tiene la seguridad del suministro de gas: «Yo diría rotundamente que no vamos a sufrir durante el año 2023 ningún recorte de gas».
Lo ha dicho junto al presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, y el socio responsable de PwC en Cataluña y Andorra, Ignacio Marull, en un coloquio organizado por la patronal y la consultora bajo el título ‘Retos energéticos en un entorno incierto’.
Reynés ha recordado que el posicionamiento de España respecto al resto de Europa en cuanto a suministro de gas es mayor, ya que recibe gas de forma líquida por barco y de forma gaseosa a través de gasoductos, lo que le hace ser «más flexible desde el punto de vista de suministro que otros como Alemania», país condicionado a la llegada de gas por tubo desde Rusia.
Ha avisado de que este problema de dependencia de una sola fuente de suministros puede repetirse con China en el caso de los paneles solares, país responsable de producir más del 85% de los componentes básicos de un panel. «Nos dejamos de poner en manos de los rusos para ponernos en manos de los chinos», ha advertido.
El CEO de Naturgy ha recordado que la compañía tiene balanceados los suministros, de forma que representa el 50% del gas que llega a la Península Ibérica por tubo y el 30% del que llega en barco, lo que le permite asegurar «estas frases tan grandilocuentes de que no va a haber problemas» y prever con cierta antelación.
En materia de sostenibilidad, ha explicado que España representa menos del 7% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, y ha hecho un llamamiento a reflexionar sobre el nivel de esfuerzo que han de aportar para reducir estas emisiones el resto de países, pero también el resto de sectores.
«Se nos asocia de una forma unívoca entre nuestro sector y el CO2, y es verdad, somos responsables del 40%» de estas emisiones, ha dicho Reynés, quien también ha recordado que otros son responsables del otro 60%.
En este sentido, ha pedido «unidad» y ha propuesto soluciones como la utilización de baterías y apostar por el hidrógeno, que ha definido como una solución a largo plazo, porque requiere un origen de generación de electricidad verde y competitivo, por lo que el coste de electrólisis debería ser de cero o casi cero.
A corto plazo, ha dicho que la energía eléctrica renovable competirá entre la planta de hidrógeno o la red, ya que «la propia red también es demanda para seguir produciendo la descarbonización de todo el sistema eléctrico», un concepto que cada vez está más presente en el plan de sostenibilidad de las empresas.
El problema, según el presidente de Naturgy, no es si hay que invertir en renovables, sino cuál es la velocidad a la que hay que hacerlo, y ha asegurado que «el gran cuello de botella para invertir en renovables se llama permisos».
Reynés ha asegurado que el biogás es un «gran olvidado, que tiene grandísimas oportunidades» y una de las alternativas más rápidas, eficientes y necesarias que existen.
Preguntado por su opinión acerca de la energía eólica marina, ha contestado que, como cualquier solución tecnológica, responde a una demanda de la sociedad, y que el reto es «hacerla sostenible a un coste razonable en aguas profundas».
La energía eólica marina, en su opinión, llegará más tarde por motivos de asequibilidad y es necesario esperar a que se produzca una mejora de la tecnología que existe actualmente y a que los costes se reduzcan.
