Sacyr obtuvo un beneficio neto de 36 millones de euros en 2020, frente a las pérdidas de 298 millones de euros que se anotó en el ejercicio precedente por las provisiones contabilizadas por su participación en Repsol.
Gracias a la ausencia de un impacto tan relevante en las cuentas del año pasado, junto con la buena evolución de su modelo concesional, con bajo riesgo a la demanda, la constructora logró sortear las crisis y acabar el año con un resultado en positivo.
Así, la cifra de negocios creció un 9,1%, hasta los 4.548 millones de euros, mientras que el resultado bruto de explotación (Ebitda) lo hizo en un 6,5%, hasta registrar 724 millones de euros, en un contexto que la compañía califica de «extremadamente exigente», dada la pandemia.
En este sentido, el 78% de su Ebitda provino de sus activos concesionales, que aumentaron sus ingresos un 23% con una cartera de 30.898 millones de euros, lo que limitó el impacto provocado por la crisis sanitaria.
También la división de ingeniería e infraestructuras consiguió aumentar un 12% su facturación, tras las sinergias obtenidas por la integración de Sacyr Industrial en Sacyr Ingeniería, con una cartera de 5.622 millones de euros.
Por el contrario, la división de servicios cerró el ejercicio con una contracción del negocio del 3%, afectada por el impacto de Covid-19 en la parte de restauración, el área social y por los mayores costes en equipos de protección para los empleados.
De esta forma, la cartera total de ingresos futuros, teniendo en cuenta todas las divisiones de Sacyr, fue de 39.185 millones de euros, un 9,1% menos a raíz de las desinversiones realizadas durante el año y la ralentización de las licitaciones en todo el mundo por la pandemia.
LAUDO EN PANAMÁ Y REPSOL
Respecto al resto de impactos que se tuvo que anotar en 2020 figuran las provisiones para cubrir el laudo emitido por las disputas en torno al Canal de Panamá y el ajuste del valor en libros de su participación del 8% en Repsol hasta los 9 euros por acción, frente a los 10,6 euros en los que se encuentra ahora la cotización de la petrolera.
La deuda neta del grupo se situó en 5.212 millones, frente a los 4.315 millones de 2019, un aumento que responde a la actividad inversora de la compañía en nuevos proyectos concesionales. No obstante, las previsiones de tesorería muestran una disponibilidad de liquidez «sin tensiones», dado que una gran parte de la financiación tiene vencimientos en el largo plazo y cuenta con 300 millones de euros de líneas de crédito adicionales.
En cuanto a retribución al accionista, Sacyr llevó a cabo a finales de 2020 el reparto de un scrip dividend de una acción por cada 54 títulos, que se suma al abonado en febrero de un título nuevo por cada 46 acciones. La rentabilidad del dividendo de la compañía se sitúa actualmente por encima del 4%.