Playa As Catedrais

Por Redacción

En Galicia, cuando se junta la potencia del mar y la paciencia del tiempo el resultado es una obra de arte… la playa de As Catedrais, un monumento natural con una dimensión sobrenatural. Sólo hay que esperar a la marea baja, descalzarse, echar a andar… y uno ya se siente en la gloria.

Nada como disfrutar de la vista de los arbotantes de 30 m de altura, descubrir insólitas perspectivas de arcos dentro de otros arcos. O simplemente, dejarse llevar por los pasillos de arena entre muros de pizarra, como en una imponente y caprichosa nave central. Y siempre, los pies en la arena y la cabeza en el cielo. Estamos en la catedral del mar.

El peldaño que forma la denominada rasa cantábrica alcanza aquí categoría de monumento geológico. El mar ha esculpido en los acantilados todo un repertorio arquitectónico de arcos, columnas y bóvedas que llevaron a bautizar turísticamente el espacio entre los arenales de Augasantas y Carricelas como Praia das Catedrais.

El acceso resulta fácil. Cuenta además con un paseo acondicionado por el borde superior y paneles informativos. Sin embargo, dejar nuestra huella en la arena sólo es posible durante la marea baja. As Catedrais atesoran en los últimos años miles de fotografías, todas con la emoción de un momento irrepetible. Cada imagen es única.

Cada visita es diferente. El mar siempre borra las huellas anteriores, pero permanece la sucesión de arcos monumentales. Además, el espacio protegido dentro de la Red Natura 2000 alcanza un tramo costero de unos quince kilómetros de largo en los que podemos encontrar otros hermosos arenales como el de Os Castros y el pintoresco puerto de Rinlo.