Las empresas que más facturan en España tendrán que cambiar su modelo de negocio. Repsol y Cepsa llegaron a la pandemia con el colchón suficiente para afrontar la debacle del petróleo, que sufrió uno de los mayores golpes a su cotización en la historia dentro de una frenética reconversión de las empresas hacia el modelo de compañías multienergía y de renovables.
Paradójicamente, las empresas quizá mejor preparadas para encajar el revés a las petroleras son las propias petroleras. Las dos facturan más de 20.000 millones anuales, la mayor parte procedentes del petróleo. Ninguna de las dos se plantea renunciar por completo a los combustibles fósiles. Sin embargo, también es cierto que la pandemia ha acelerado los procesos tendentes a su sustitución por las llamadas energías renovables, que tanto Repsol como Cepsa habían iniciado antes del coronavirus.
Ambas han decidido sumarse a la denominada electrificación de la sociedad para cumplir con los objetivos fijados en la cumbre de París. Tal y como recogió ABC, han pasado de cuestionar lo que consideraban la “falacia” de las nulas emisiones de los vehículos eléctricos, “porque en su fabricación y, sobre todo, en la de la batería, se emiten importantes cantidades de gases”, a meterse en el negocio eléctrico.
Repsol ha adquirido recientemente desarrollos eólicos y fotovoltaicos por más de 1.000 MW en España, además de las plantas hidráulicas que compró a Viesgo en 2018. La empresa que preside Antonio Brufau pretende dejar de ser «una petrolera» para convertirse en «una compañía energética global”. Tanto es así que procedió en plena Covid a “ampliar” entre un 20% y un 25% sus objetivos de reducción de emisiones de carbono, según precisan a Corporate fuentes de la petrolera.
Así las cosas, la compañía vinculará al menos el 40% de la retribución variable a largo plazo de sus ejecutivos a cumplir con el acuerdo de París, detallan fuentes de la petrolera.
“Es una meta que se refleja, asimismo, en los inversores: un 32% del total de acciones que está en manos de inversores institucionales se gestiona exclusivamente bajo criterios ESG (por sus siglas en inglés Environmental, Social and Governance). Una muestra tangible del compromiso de Repsol con la transición energética es el hecho de que, este año, en un complicado contexto económico global, el 30% de las inversiones de la compañía han estado enfocadas a iniciativas bajas en carbono. Se prevé cerrar el año con una reducción del Indicador de Intensidad de Carbono del 3% respecto a 2016”, destacan desde Repsol.
Su nuevo Plan Estratégico contempla inversiones por valor de 18.300 millones de euros. De ellas, las destinadas a iniciativas bajas en carbono ascenderán a 5.500 millones de euros entre 2021 y 2025, un 30% del total. La compañía incide igualmente en que apuesta “significativamente por el aumento de la capacidad de generación de electricidad baja en carbono, especialmente renovable, pero también desde la neutralidad tecnológica”.
“La descarbonización debe estar basada en nuestras capacidades industriales y tecnológicas”, señaló el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, en la Comisión de Transición Ecológica del Congreso de los Diputados. “A día de hoy, la generación eléctrica renovable no puede dar solución a la totalidad de las necesidades energéticas de la sociedad en movilidad. Por ejemplo, no existen soluciones eléctricas para los aviones o para los barcos; ni siquiera para el transporte pesado de largo recorrido por carretera”, dicen fuentes cercanas a Repsol.
La compañía invierte en soluciones como los biocombustibles avanzados, que garantizarán la movilidad de aviones, camiones, o los combustibles sintéticos. “Si se tienen en cuenta las proyecciones a 2040 compatibles con la senda de desarrollo sostenible y con los Acuerdos de París, el 46% de la matriz energética del mundo en el año 2040 va a ser gas y petróleo. Muchas cosas están fabricadas con esta materia prima y se van a seguir fabricando. En 2050, la mitad del petróleo que se produzca y se refine no va a tener emisiones de CO2 en su uso, porque se utilizará para materiales, fibras, etc.”, indican desde la principal petrolera de España.
El Gobierno español anunció en la última cumbre del clima un endurecimiento en los objetivos del país en materia de sostenibilidad para 2050. Todo ello, además, dentro del marco de una nueva era marcada por la dependencia de los fondos europeos para la recuperación. «En 2050, el 97% de la energía producida en España será renovable”, dijo Pedro Sánchez. España se ha fijado como objetivo que las energías renovables representen el 74% de su ‘mix’ de electricidad para finales de esta década de plena incertidumbre para las petroleras.
“El resultado neto ajustado para los primeros nueve meses de 2020 se situó en los 0 millones de euros, 864 millones inferior al del mismo periodo de 2019 debido a unos menores precios de realización de crudo y gas, a una menor producción principalmente debida a la interrupción por fuerza mayor en Libia, a la menor demanda causada por el Covid 19 y a la interrupción temporal de producción como consecuencia de los menores precios. Todo ello fue parcialmente compensado por unos menores costes, una menor amortización y unos menores impuestos debidos al menor resultado operativo”, aclararon desde Repsol.
Menor ha sido el impacto en su ‘competidora’, Cepsa. “El resultado neto ajustado de los primeros nueve meses de 2020 ha ascendido a 332 millones de euros, un 21% inferior respecto al mismo periodo del año anterior y motivado principalmente por una reducción del 24% en la demanda de las Estaciones de Servicio en España debido al Covid 19. Esto fue parcialmente compensado por el buen desempeño de los negocios de Lubricantes y Electricidad y Gas, así como a unos menores impuestos por un menor resultado operativo”, dicen desde la que fuera la primera petrolera española privada en 1929.
“Las inversiones durante los primeros nueve meses del año ascendieron a 400 millones, de las cuales 317 millones corresponden al negocio de Electricidad y Gas, principalmente vinculadas al desarrollo de proyectos renovables”, añaden desde la compañía en parte controlada por el grupo de inversión estadounidense Carlyle desde que comprara una parte al fondo soberano de Abu Dhabi.
Cepsa está actualmente diseñando un “ambicioso” plan estratégico para afrontar la transición energética y desarrollar nuevos proyectos verdes. Será presentado en el primer semestre de 2021. El nuevo CEO, Phillipe Boisseau, se incorporó en octubre de 2019 a Cepsa con el fin de acometer esta transformación, señalan a Corporate fuentes de la compañía.
En cualquier caso, el exconsejero delegado, Pedro Miró, ya anticipaba en 2019 una diversificación de los negocios del grupo en el marco del plan estratégico hasta 2030: de petrolera pura a compañía energética global. Un plan que contemplaría un programa de inversiones de hasta 40.000 millones de euros en quince años y con el que se quería acabar de dar el salto a otros negocios vinculados a la electricidad y el gas, enunció El Confidencial.
A principios de 2020, de hecho, Cepsa alcanzó un acuerdo con Masdar, filial del fondo soberano de Abu Dhabi y “una de las mayores empresas de energías renovables del mundo”, para crear una empresa conjunta o ‘joint venture’ para desarrollar proyectos de energías renovables en España y Portugal. En concreto, se centrarán en proyectos de energía eólica y solar fotovoltaica en la península ibérica con un objetivo inicial de 500-600 MW de capacidad. A finales de 2019, Cepsa puso en marcha su primer parque eólico en Jerez de la Frontera, con una potencia instalada de 28,8MW.
“Para reforzar esta línea de actuación, en mayo de 2020 se creó un área de ESG (Environmental, Social and Governance) dentro de la compañía, con el objetivo de impulsar estos ámbitos de manera estratégica en todos los negocios y actividades de la compañía”, dicen desde Cepsa.
Durante 2020 ha llevado a cabo un “proyecto pionero a nivel mundial”. Consiste en la instalación de la tecnología Detal en la Planta Química Puente Mayorga (Cádiz), donde la compañía produce LAB (es el precursor del sulfonato de alquilbenceno lineal (LAS), el surfactante biodegradable más utilizado en detergentes” mediante tecnología que utiliza HF (ácido fluorhídrico). Este proyecto convierte a esta planta en la primera del mundo que realiza esta conversión, que aporta múltiples ventajas: mejora la eficiencia energética y reduce las emisiones de CO2, el consumo de materias primas y residuos peligrosos. Cepsa ha sido galardonada por este proyecto con uno de los Premios Europeos de Medio Ambiente a la Empresa, otorgados por el Ministerio para la Transición Ecológica, reivindican desde la compañía.
Cepsa fue también pionera en el coprocesamiento de aceites vegetales en sus instalaciones y, actualmente, el Centro de Investigación de la compañía está inmerso en la investigación de un proyecto denominado “Superbiodiesel”, en el que colabora con empresas del sector del curtido de pieles y organismos públicos de investigación para transformar grasa animal residual en un nuevo tipo de biocombustible. Flexiwaste es otro de los proyectos clave para el Centro de Investigación de la energética. En este caso, el objetivo pasa por validar como materias primas los aceites de fritura usados y los aceites y grasas residuales de la industria agroalimentaria.
En el ámbito de la transformación digital y la industria 4.0, destaca la alianza que Cepsa ha alcanzado en 2020 con Amazon. Mediante ella, además de utilizar los servicios de la compañía para incrementar la eficiencia y reducir las emisiones de las instalaciones, comercializa a otras empresas energéticas a nivel global soluciones de IoT (Internet de las cosas) y otras herramientas digitales analíticas que mejoran la toma de decisiones y aumentan la eficiencia operativa. Contribuye así a que, no solo la compañía, sino la industria energética a nivel global, innove a mayor velocidad y mejore su comportamiento ambiental.
«No concebimos esta transición si no es de la mano de nuestros clientes. Queremos acompañarles en este proceso, del que son una parte fundamental. Para ello, nuestro objetivo es ofrecer la más amplia variedad de soluciones de movilidad. Cepsa mantiene un acuerdo con IONITY, joint venture formada por BMW, Mercedes Benz AG, Ford, Hyundai y Volkswagen, para la instalación de cargadores ultrarrápidos en Estaciones de Servicio de Cepsa”, apuntan desde la compañía.
En noviembre de 2020 pusieron en marcha el corredor Madrid-Barcelona. Con 5 estaciones de carga ultrarrápida, “permite por primera vez cubrir esta distancia en vehículo eléctrico sin añadir tiempo adicional de carga al trayecto. En 2021, 35 Estaciones de Servicio de Cepsa en España y Portugal, situadas en ubicaciones estratégicas de los corredores peninsulares más transitados, contarán con estos cargadores de última tecnología. Mediante la instalación de un centenar de cargadores ultrarrápidos, ambas compañías vertebrarán el próximo año la Península para hacer posible los viajes de larga distancia en vehículo eléctrico”, avanzan desde la compañía.
Por otro lado, Cepsa promete “crear la mayor red de estaciones de repostaje de gas natural vehicular en España”, con 80 instalaciones de GNV (Gas Natural Vehicular), una “alternativa de movilidad sostenible, con bajas emisiones de CO2 y que no emite partículas ni óxidos de azufre”. Las primeras instalaciones se han puesto en marcha en 2020 en Puerto Lumbreras (Murcia) y Zaragoza. Durante los primeros meses de 2021, ambas compañías prevén poner en marcha otras cuatro gasineras en algunos de los principales corredores de transporte nacionales; en concreto, estarán ubicadas en las Estaciones de Servicio de Cepsa en las provincias de Madrid (A-4), Cáceres (A-5), Cuenca (A-3), y Jaén (A-4).