El 27% de las empresas familiares bajará sus ventas en 2021 y el 53% no recuperará nivel pre-Covid hasta 2022

Por Redacción

Una de cada cuatro empresas familiares, en concreto el 27%, prevé recortar su facturación en 2021 y el mismo porcentaje estima que tendrá que reducir la plantilla, según los resultados de la encuesta de confianza económica que ha difundido este lunes el Instituto de la Empresa Familiar en el marco del XXIII Congreso de la Empresa Familiar.

La encuesta revela que el 42% de las empresas familiares espera facturar en 2021 cifras similares a las de 2020, mientras que el 31% cree que aumentará sus ventas. En todo caso, más de la mitad (53%) afirma que no recuperará el nivel de facturación que tenía antes de la crisis hasta 2022, mientras que el 47% espera poder hacerlo ya el año próximo.

En concreto, el 22% cree que podrá volver al nivel de ventas pre-Covid en el primer semestre de 2021; el 25% estima que lo hará en el segundo semestre del próximo año; el 27% piensa que podrá lograrlo en la primera mitad de 2022, y el 26% opina que lo conseguirá en la segunda parte de 2022 o incluso más tarde.

Lo cierto es que, según la encuesta, la crisis derivada del coronavirus ha hecho estragos en las ventas de las empresas familiares: el 85% asegura que su facturación se ha reducido en distintos grados desde el arranque de la crisis sanitaria y sólo el 15% asegura haber vendido más en este tiempo. De hecho, el 47% estima que sus ventas han bajado en una horquilla que va desde el 16% hasta más del 45%.

En cuanto a la evolución del empleo, el 27% de las empresas familiares prevé recortar personal en 2021, mientras que el 63% afirma que mantendrá el nivel de empleo actual y el 10% espera incluso incrementarlo.

También el impacto de la crisis se ha hecho notar en las plantillas de las empresas familiares, pues el 82% asegura que ha reducido personal durante la pandemia, la mayor parte (dos de cada tres) en un porcentaje que oscila entre el 0% y el 15%. Por contra, apenas un 18% de las empresas encuestadas ha elevado sus efectivos durante la crisis.

Más de la mitad de las empresas familiares (el 56%) asegura que, para afrontar la situación crítica generada por la pandemia, han recurrido a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE); el 71% ha implementado el teletrabajo; el 55% ha tenido que adaptar su estructura productiva; el 37% ha recortado inversiones y contrataciones; el 30% se ha endeudado más, y el 18% ha reducido jornadas y salarios.

LA PEOR VALORACIÓN DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA DESDE 2013

Según la encuesta, la valoración que hacen las empresas familiares de la actual situación económica, en una escala de 0 a 9, es sólo de 4,1 puntos, la cifra más baja desde 2013, cuando puntuaron el estado de la economía de entonces con un 3,89.

A corto y medio plazo, dos de cada tres empresas familiares estima que la economía mostrará un crecimiento «frágil», sin creación de empleo, mientras que el 31% espera un moderado crecimiento con una «limitada» creación de empleo neto y sólo el 1% prevé que se produzca un crecimiento rápido de la actividad acompañado de una «intensa» creación neta de empleo.

Pese a este escenario, el 52% de las empresas familiares prevé aumentar su inversión en España durante el próximo año, cosa que no harán el 48% de ellas.

Para recuperar la confianza en la economía, las empresas familiares apuestan por reformas estructurales «de calado», acuerdos políticos, soluciones sanitarias y un aprovechamiento eficiente de los fondos europeos.

En este sentido, tienen claro que los fondos europeos deberían focalizarse primeramente al área de infraestructuras, seguido de la digitalización y nuevas tecnologías; transición energética y crecimiento sostenible; educación, y modernización de la Administración.

La encuesta también releva que el 60% de las empresas familiares cuenta con un programa de sucesión acordado en su empresa. Para una de cada tres, el principal criterio a la hora de elegir al sucesor de su empresa es que sea uno de los propietarios o familiar de ellos.

Miguel Ángel Faura, socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España, estima que las empresas deberán anticiparse a un año 2021 «complejo», revisando sus compromisos de deuda y considerando alternativas de refinanciación, al tiempo que adaptan su producción al nuevo nivel de demanda y aprovechan oportunidades como el acceso a los fondos del Plan de Recuperación para Europa.