África es un continente de contrastes. Junto a ciudades con importantes bolsas de pobreza y desigualdad, encontramos lugares paradisíacos que sin paragón en otros lugares del mundo. A pesar de las dificultades que viven muchos de sus países, sus riquezas naturales y la belleza de sus paisajes son dos de los factores que podrían ayudar a mejorar la situación de muchas de las personas que allí habitan. Un ejemplo de ello es Mozambique, uno de los países más pobres del mundo (ocupa el puesto 181 en el ránking de Índice de Desarrollo Humano), pero con potencial para atraer turismo, sobre todo por sus fantásticas e infinitas playas vírgenes.
Es justo en un lugar como este, en la isla de Benguerra, que encontramos este centro de conservación marina reconvertido en un hotel formado por bungalós con techo de paja que ocupa 300 hectáreas rodeado de bosques y dunas, llamado Santuario Kisawa en este país africano, que es el hotel con encanto de esta semana.
“La isla de Benguerra está situada a 14 kilómetros de Mozambique, en la costa oriental de África. Parte del archipiélago de Bazaruto, el vecino Parque Marino Nacional WWF alberga algunos de los ecosistemas subtropicales más ricos y menos explorados del Océano Índico”, explican en la página web del hotel, para poner de relevancia el valor medioambiental de la zona.
Este es el primer proyecto de estas características creado por la emprendedora Nina Flohr. Su estudio NJF Design colaboró con tejedores, carpinteros y otros artesanos locales para realizar el proyecto, construido sin el uso de maquinaria pesada. Inaugurado en noviembre de 2021, el hotel consta de 22 suites en 12 villas con techo de paja dispuestas en medio de las dunas.
Los bungalows para huéspedes tienen la forma de villas largas y están cubiertos con techos con patrones ondulados que hacen eco de la forma de las olas. En el interior tienen paredes de yeso jaspeado y suelos de madera cubiertos con grandes alfombras. Los textiles con estampados coloridos añaden calidez y variedad a la decoración neutra. Los paneles de las puertas de pasto tejido se deslizan para abrir los dormitorios y los baños a las áreas de estar y al aire libre, permitiendo que pase la brisa. Las terrazas de madera envuelven los bungalows y forman caminos hacia otras terrazas que sostienen las cabañas y las piscinas circundantes.
Los muebles contemporáneos de fabricación local se mezclan con artesanías y artefactos de toda África para dar una sensación auténtica a los interiores. Los espacios de comedor comunes en todo el complejo tienen un tratamiento de diseño similar y sirven cocina tradicional elaborada con mariscos y productos frescos, con una política de cero desperdicio y sin ingredientes procesados. Un centro de bienestar escondido en las dunas se forma a partir de grupos de volúmenes redondos con techo de paja con tapas cónicas.
Junto al hotel, Flohr también inauguró el Bazaruto Center for Scientific Studies, un centro de investigación para la conservación de los océanos. Los huéspedes del resort pueden participar en las tareas de investigación y divulgación a través de actividades como excursiones en el barco de investigación, que se utiliza para marcar y monitorear las poblaciones locales de tiburones.
Esto encaja con la filosofía que exponen desde el hotel: “Nuestra misión es unir la naturaleza y el bienestar, de manera cuidadosa y cómoda. Nuestra hospitalidad es generosa y personalizada, con un sentido central de cuidado en su corazón. En todo lo que hacemos, queremos apoyar y permitir que nuestros huéspedes hagan lo que deseen, cuando lo deseen”, concluyen.