Nuestra hipótesis central implica que el primer paso hacia la reducción de la política monetaria expansiva en la Eurozona se ha confirmado con la última reunión del BCE. La decisión de reducir modestamente el elevado ritmo de las compras de activos del PEPP, a pesar de que las perspectivas del IPC a largo plazo siguen estando por debajo del objetivo, dejó claro que el BCE considera el PEPP como un verdadero programa de «emergencia» que es «muy específico», pero que el consejo de gobierno hará uso de otros programas (como el APP) para organizar una transición suave del PEPP a los programas tradicionales de compras de activos con un ritmo reducido de compras en 2022. Sin embargo, el BCE confirmó de nuevo que las condiciones de financiación favorables en la UEM son cruciales y se mantendrán más allá del fin de la pandemia.
Nuestras perspectivas: Esperamos una época difícil en términos de comunicación del BCE durante los próximos meses hasta la «animada» reunión de diciembre. Las comunicaciones dovish y hawkish provocarán cierta volatilidad en la previsión del mercado sobre el futuro calendario de los programas de compra del BCE y otros instrumentos. Además, las decisiones sobre posibles TLTRO futuras (la última operación TLTRO3 programada tendrá lugar en noviembre) y los cambios en sus condiciones operativas serán importantes para el sector bancario de la UEM y para su impulso crediticio. Salvo que se produzca una perturbación repentina de las perspectivas de inflación y crecimiento, esperamos una nueva reducción del programa PEPP en el primer trimestre de 2022 y su desaparición en el segundo trimestre. Además, esperamos que el BCE compense la expiración del PEPP con un aumento de las compras en el programa tradicional APP (o en uno nuevo). Esperamos que esto se traduzca en unas compras de activos del BCE de unos 30-40.000 millones al mes hacia mediados de 2022. Sin embargo, lo más importante para el futuro margen de maniobra del BCE será su capacidad para mantener parte de la flexibilidad del programa PEPP, como los ajustes de los límites de emisión o de los emisores, o incluso la flexibilidad de la clave de capital para las compras. Sin embargo, seguimos siendo escépticos en cuanto a que el BCE pueda debilitar considerablemente estas normas también fuera de los «periodos de emergencia», ya que incluso el Tribunal de Justicia Europeo insinuó su importancia jurídica.