En 2020, según los datos de la IFPI, China fue el séptimo mercado de música grabada más grande del mundo, y sus ingresos anuales aumentaron en más de un tercio hasta alcanzar los 790 millones de dólares.
La semana pasada, Universal Music Group (UMG), el mayor archivo de derechos musicales del mundo, expandió sus operaciones en China, lanzando una división de «Republic Records» en su territorio.
Mientras tanto, Tencent Music de China sigue con una participación cercana al 10% en Spotify, y otra de casi un 2% en Warner Music Group, mientras lidera un consorcio que recientemente completó la adquisición del 20% de UMG.
Luego, por supuesto, está Tik Tok, la plataforma que está impulsando gran parte de la industria de la música en occidente, la cual sigue siendo (para disgusto de Donald Trump), propiedad de ByteDance China.
Sin embargo, una gran pregunta se cierne sobre cómo el estado chino ve algunas de las canciones más populares del mundo, especialmente desde que Beijing adquirió silenciosamente una pequeña parte en ByteDance.
Muy a pesar de estos buenos resultados y de la inversión extranjera, el Ministerio de Cultura y Turismo de China acaba de anunciar que, a partir del 1 de octubre, se prohibirá la reproducción de cualquier pieza musical que infrinja un nuevo conjunto de reglas gubernamentales en los cerca de 50.000 recintos destinados al karaoke en el país.
De acuerdo con una traducción directa de las nuevas reglas del gobierno (a través de Reddit), la música que contravenga cualquiera de los siguientes conceptos será prohibida y considerada «contenido ilegal»:
- Aquella que viole los principios básicos determinados por la Constitución de China;
- Aquella que lesione la unidad nacional, la soberanía o la integridad territorial;
- Aquella que ponga en peligro la seguridad nacional o perjudique el honor o los intereses nacionales;
- Aquella que incite al odio étnico o la discriminación étnica, hiera los sentimientos éticos, invada las costumbres y hábitos étnicos o socave la unidad étnica;
- Aquella que viole las políticas religiosas del estado o promueva cultos y supersticiones;
- Aquella que aboga por actividades ilegales o delictivas como la obscenidad, el juego y las drogas, o que instiga delitos;
- Aquella que sea contrario a la moral pública o las tradiciones culturales excepcionales de la etnia;
- Aquella que insulte o difame a otros, infringiendo los derechos e intereses legítimos de otros.
Los recintos, bares o clubes de karaoke (KTV) de China suelen albergar una biblioteca de música de más de 100.000 pistas cada uno, según los medios locales. A partir de octubre, estos lugares asumirán la responsabilidad de censurar la música que infrinja cualquiera de las reglas anteriores.
Los agentes del gobierno chino llevarán a cabo inspecciones y controles puntuales para garantizar el cumplimiento de las mismas, y las infracciones se manejarán de acuerdo a la ley.
El Ministerio de Cultura y Turismo de China también advirtió a las plataformas de distribución de música de karaoke que se responsabilicen de filtrar el «contenido ilegal», y señaló que, como parte de la represión, las empresas que proporcionan contenido no deben ofrecer productos musicales de canciones que violen las reglas del karaoke.
Hay suficientes reglas en la lista anterior como para que las grandes compañías musicales mundiales se detengan a pensar, especialmente cuando se trata de pistas consideradas «contrarias a la moral pública», a no editar o promocionar esas melodías en los karaokes.
Sin embargo, es más probable que el nuevo conjunto de reglas apunte a la música nacional china y, en particular, al hip-hop. Algunas voces críticas con el gobierno chino, alegan que estos acuerdos con las grandes multinacionales de la música, son también una oportunidad que utiliza el gobierno para acallar a todos aquellos artistas nacionales con ganas de cantar su insatisfacción con el régimen.
El gobierno chino parece querer más a artistas de corte pop absolutamente inofensivos, tipo Taylor Swift, quien en 2019, rompió récords internacionales con su álbum Lover, el cual superó el millón de copias vendidas en China en su primera semana en las tiendas.