Siempre que se escucha dislexia se asocia a una dificultad de aprendizaje en la que las personas que la presentan tienen muchas dificultades para leer y con cierta repercusión en la escritura. También se pueden encontrar algunas dificultades con los números en escolares o personas adultas disléxicas. No obstante, al hablar de la discalculia, se trata de una dificultad de aprendizaje de la que no se sabe mucho desde las familias y que en diferentes ocasiones pasa desapercibida y se confunde con un simple: “se le dan muy mal las matemáticas”.
Juan José Millán, Director de Área 44 Servicios Educativos, indica que la discalculia es una dificultad de aprendizaje que consiste en una acusada dificultad para llevar a cabo el procesamiento numérico y el cálculo. No se trata de niños que suman mal, se trata de dificultades en la comprensión del concepto numérico, así como del manejo de los mismos. Estos escolares pueden presentar problemas a la hora de aprender los números, decirlos en orden hacia adelante y hacia atrás, confusión de números similares, muchas dificultades a la hora de aprender las tablas de multiplicar, reconocer las horas de un reloj, cálculo mental, confusión de números, muchos problemas para comprender problemas y un largo etcétera de características.
Además, según indican desde Área 44, los niños que presentan discalculia no suelen darse cuenta de los errores que cometen tanto en operaciones sencillas como en la resolución de problemas.
Procedimiento para detectar la discalculia
El primer paso es realizar una evaluación psicopedagógica. Área 44 realiza evaluaciones en domicilio, centros, colegios con los que colabora y de manera online. En esta evaluación, se estudiarán diferentes aspectos que van desde el esquema corporal, la lateralidad, organización espacial, integración auditiva, hasta los aspectos más específicos a nivel numérico pasando por una prueba de cociente intelectual, pruebas específicas de atención, screening neuropsicológico y pruebas de lectura y escritura, además de otras muchas áreas evaluadas. Tras el estudio de todas las pruebas, podrá saberse si las dificultades se deben a la presencia de discalculia o a otros aspectos que también pueden influir.
Pasos a seguir una vez realizada la evaluación psicopedagógica
Posteriormente, una vez aplicadas todas las pruebas y tras haber entrevistado a familias, se redacta un informe con las conclusiones que, además de ser explicado minuciosamente a los padres, se traslada al colegio o centro de estudios, ya que se incorporan medidas de orientación a la acción educativa para que desde el aula se pueda atender a dicha dificultad. Se ofrecen medidas para trabajar a nivel metodológico, para la evaluación escolar, para todos los aspectos relacionados (se trate o no de discalculia). Como indica Millán, “la intervención psicopedagógica es como un taburete de tres patas: familia, centro escolar y profesionales. Si una de las tres patas no está presente, no funciona”. Por ello, durante el proceso de intervención la coordinación con familias y colegio debe ser constante.
Signos de alarma para sospechar discalculia
Área 44 indica que si se observa en los escolares cualquiera de las dificultades que se van a presentar a continuación, es preciso que se consulte con el centro escolar y/o que se recurra a profesionales para realizar una evaluación psicopedagógica.
Es preciso preocuparse si el escolar se muestra impulsivo o poco reflexivo ante operaciones matemáticas o respuestas a problemas, o si parece no poder concentrarse bien en tareas en las que intervienen números, aunque en otras tareas no numéricas su concentración pueda ser buena. También si se olvida frecuentemente de las llevadas en las operaciones; si comete siempre los mismos errores con las operaciones o los problemas; si le cuesta recordar los datos en un problema aunque sean pocos y aparentemente sencillos de recordar, o sí los recuerda, pero no sabe cómo usarlos.
Además de estos aspectos, debería llamar mucho la atención si se observa que existen dificultades para nombrar los números (se olvida del nombre de los números o lo confunde). También si se constata que necesita un esfuerzo extraordinario para resolver operaciones sencillas o problemas de un nivel inferior al esperado por edad y curso, o bien si requiere mucho más tiempo que otros escolares de su mismo curso para las actividades numéricas.
Esta dificultad de aprendizaje necesita una intervención psicopedagógica para poder ser superada, ya que se ven afectadas una o varias de las dimensiones numéricas (verbal, visual, no verbal o frontal), además de muchas implicaciones neuropsicológicas. Sin esa estimulación y reeducación psicopedagógica, no solo no mejorará, sino que irá cada vez a peor y la “lucha” permanente con los números generará cada vez mayor malestar y rechazo. Por ello, si se observa en los hijos algún aspecto como el descrito anteriormente, sería prudente, cuanto menos, consultar con profesionales para que puedan escuchar la situación, ofrecer información específica e indicar si sería pertinente llevar a cabo una evaluación para detectar la discalculia.