La sala CBGB de Nueva York está en Huesca. Y es El Veintiuno

Por Remitido

Se hace referencia a la sala El Veintiuno. ¿Por qué se hace esta comparativa? Porque como un amante de la música, de ciudades como Nueva York y de provincias como Huesca, aunque parezca descabellado, ambas salas guardan muchas similitudes y tienen una esencia, una magia y una cosa en común que se puede resumir en algo tan simple como que las dos son maravillosas.

Hay que situar a los lectores. La sala CBGB se inauguró en el año 1973 y cerró en el año 2006. Su propietario se llamaba Hilly Krystal. Las iniciales CBGB significan Country, Blue Grass and Blues por los estilos que allí se tocaban inicialmente. Estaba situada en el barrio de Manhattan de Nueva York y de allí salían todos los nuevos grupos de punk rock y se gestaba la “new wave” (término que se usaba en los años 70 para denominar a la nueva ola de grupos punk y rock). Ahí empezaron a tocar grupos como The Ramones, Patti Smith, Talking Heads o Blondie, que eran de Nueva York o residían allí. La sala fue cogiendo tal reconocimiento que muchas bandas de otros puntos de los Estados Unidos, incluso bandas de otros continentes, hacían el esfuerzo de tocar en dicha sala cuando iban de gira por EE. UU., bandas reconocidas y consagradas como Guns N’ Roses, Sonic Youth, The Smashing Pumpkins, The Police, Sex Pistols, AC/DC, The Clash, Madonna, U2, Iggy Pop, etc. Solo hay que pensar en alguno o alguna de las bandas o artistas favoritos de rock de los 70 a los 90 y casi seguro que ha actuado ahí. Pero, ¿dónde estaba la magia de esa sala? Porque era de capacidad para no más de 300 personas, un aforo muy limitado. Quizá porque su dueño tenía algo especial y creía en lo imposible. Como curiosidad, llegó un momento en el cual el propietario facturaba más con el merchandising que vendía de la propia sala que de los conciertos y copas.

Esa aura y popularidad hasta su cierre la hizo ser (y es) considerada una de las salas de conciertos más míticas de la historia de la música.

Ahora hay que saltar a una pequeña localidad española. Una de las capitales de provincia más pequeñas de España, Huesca. Un lugar que es casi la antítesis de una Nueva York que es un hervidero ingente de personas, turistas, propuestas de ocio, artísticas, musicales… Pero, salvando distancias, hay en esta pequeña ciudad de provincias una sala que tiene muchas similitudes con la sala CBGB. 

Claro, es El Veintiuno, que son quienes quizá han cogido el testigo de ese espíritu primigenio de la sala de Nueva York; y en este caso casi con más mérito porque comparar Nueva York con Huesca, en muchos niveles y por mucho que la oscense sea una gran ciudad en muchos aspectos, es realmente incomparable. 

Pero ahí están ciertas confluencias y similitudes: la sala El Veintiuno abre en el año 2010 y tiene un aforo semejante aunque algo inferior, para unas apenas 100 personas. También cuenta con un carismático propietario y fundador similar, Luis Costa, exfutbolista, asiduo en los medios de TV, articulista y, sin duda, uno de los mejores programadores de este país, de su cabeza nacen las mejores programaciones cada año y de la sala (o de su cabeza) han derivado proyectos como el Aragón Sonoro, el Metro Festival o el Festival Brizna. Por seguir con las comparativas, Costa sería el Tony Wilson de esta historia y seguramente merecería otro artículo como este. Y es que desprende una pasión desmedida en todo lo que realiza y un convencimiento difícil de encontrar en sí mismo. Solo esa pasión, ese convencimiento y ese creer que no hay nada del todo imposible ha logrado que por la sala hayan pasado nombres como Iván Ferreiro, Dani Fernández, Christina Rosenvinge, Viva Suecia, Depedro, Izal, Coque Malla, Zahara, Arizona Baby, Second, Sidonie, Mikel Erentxun, Veintiuno, El Mató a un Policía Motorizado, Rayden, Najwa Nimri, Ariel Rot, Carolina Durante, etc. Una verdadera locura y a su vez una auténtica maravilla para una sala de 100 personas en Huesca capital. Siempre respaldado por sus inseparabales socios Laura Laporta y Miguel Ángel Ortiz, pilares básicos en toda esta locura. Algo que no ha pasado desapercibido, tanto a público como a crítica, ya que esta última casi siempre la ha reconocido entre las mejores salas de España, codeándose con salas míticas de Madrid y Barcelona con todos los condicionantes adversos que cuenta la sala oscense frente a estas otras. Pero a pesar de esto, El Veintiuno ha conseguido posicionarse como un atractivo musical y turístico de una provincia que, como bien dice su eslogan, tiene su magia. Magia tenía el CBGB y magia tiene El Veintiuno, algo que saben quienes han estado, ya que suelen repetir.

Pero, siendo sincero, voy a desvelar el punto exacto que me hizo hilar un océano de distancia y de tiempo entre el CBGB y El Veintiuno. Hablando recientemente con Luis Costa por un tema de trabajo, este me recordó que en El Veintiuno actuaron The Killer Barbies y en la sala CBGB también lo hicieron, en concreto en el año 1996.

The Killer Barbies como nexo de unión entre la magia de ambas salas, la única que puede presumir de ese logro: haber tocado en estas dos salas míticas, El CBGB de Nueva York y El Veintiuno en Huesca.

Quizá ya solo le falta, a El Veintiuno, que como se hizo en su momento con la sala CBGB (en 2013), se estrene un documental sobre su historia. Por artistas y mimbres, está claro que en El Veintiuno hay mucho y bueno también para contar y ser contado.

Firma Texto: Javier Martínez