El Aeropuerto de El Prat de Barcelona, que en 2019 rozó su capacidad máxima de pasajeros y para el que Aena prevé invertir 1.700 millones de euros para construir una nueva terminal, se juega su futuro en los próximos tres meses a la búsqueda de un difícil consenso institucional.
El proyecto respaldado por el mundo económico pero con diferentes posiciones entre las administraciones públicas debe, además, contar con el aval de Europa, pues afecta a un espacio natural protegido.