Diane es madre trans, no binarie y transfeminista y cuenta su historia de lucha, resistencia y transformación

Por Remitido

Con el objetivo de mejorar la calidad de vida del sector LGBTI en Ecuador, la Cámara de Comercio LGBT+ de dicho país nació en 2016, transformándose en una entidad clave para capitalizar y visibilizar la diversidad de las identidades LGBTI en Ecuador, conectándolas con la igualdad de oportunidades laborales, las preferencias de consumo de la comunidad y con mercados internos y externos. En este marco, la presidenta de esta corporación privada sin ánimo de lucro es la Mgtr. Diane Rodríguez, una mujer transgénero cuya historia de lucha, resistencia y compromiso demuestra que no existen barreras a la hora de lograr las metas.

¿Cómo fue el proceso de asumirte como transgénero y cómo se lo tomaron tus padres?

Pues, la verdad, fue un mar de confusiones. En realidad, en aquella época no existían las facilidades de internet en donde encuentras información incluso para escoger. En ese tiempo lo único hábil eran las bibliotecas, pero en ese sentido incluso, se dudaba si es que había algo con respecto a lo que sucedía con mi identidad en las mismas. Lo que se encontraban en las bibliotecas más bien eran estudios de medicina y asociados a cuestiones intersex que era mal llamado hermafroditismo. Por ello, principalmente en mi caso, primero pasé de la experiencia de ser un chico gay, pensando que de eso se trataba cuando no me sentía atraída a las mujeres, lo más obvio en aquel momento era que era gay. De hecho, la máxima expresión de la diversidad sexual y/o de género en aquel momento era ser gay o lesbiana. Esto desde que tengo uso de razón hasta mi adolescencia, donde ya no solo encontré los términos de gays sino de travesti. Después de experimentar y compartir con personas que se travestían entendí que yo lo era, pues no quería ser hombre ni me sentía como hombre, sino que me sentía mujer y quería ser tratada como mujer. Posteriormente, este término travesti con los años pasó a ser peyorativo en Ecuador y ahora el término correcto es mujer trans. Mi transición no fue muy saludable, puesto que debido a la falta de información me inyecte siliconas afectando mi cuerpo hasta el día de hoy e incluso ingiriendo hormonas sin prescripción médica, lo que afectó algunos de mis órganos. Mis padres no lo aceptaron nunca. Siempre demostré mis características femeninas las cuales fueron rechazadas frecuentemente por mi mamá y su esposo de aquel entonces. Sufrí mucho. En una ocasión, mi primer novio llamaba constantemente a mi casa porque no nos podíamos ver por las vacaciones de colegio, al punto que el marido de mi mamá cuestionó eso y mi mamá me encaró en el patio de la casa. Fue horrible, se armó una escena de telenovela en donde mi mamá se puso a llorar desesperadamente porque le confirmé que era supuestamente gay. Su esposo me echó a la calle. Ejercí el trabajo sexual callejizado en contra de mi voluntad. Estuve fuera de mi casa meses. Pasé hambre y me expuse a la delincuencia y drogas, pero por fortuna en una ocasión mi madre me encontró en uno de los lugares que ella sabía que yo socializaba y allí me reincorporé a la casa. En aquel momento, me exigieron ir a la iglesia católica todos los domingos, luego a la evangélica y posteriormente con testigos de Jehová con el fin de ser heterosexualizada. Una especie de deshomosexualización del momento que no tenía que ver con reclusión, pero si con la presión, privación de ciertos aspectos de mi vida entre otras variables para que yo opte por ser cis-heterosexual. 

¿Tuviste el acompañamiento de alguna persona al tomar esa decisión?

Sobre mi identidad, la verdad, no. Siempre era ver lo que hacían las otras chicas trans para repetir lo mismo. Todo a base de cuestiones empíricas. Lo lamentable de esto es que hasta el día de hoy, esto se soluciona en Ecuador. Si bien es cierto que contamos con información mucho más amplia que antes gracias a internet y su masificación, el acceso al tratamiento hormonal resulta costoso por lo que siempre exigimos que sea una política pública de salud. De igual forma, con las hormonas en mi caso en esos momentos que aún se practica. Una persona le pregunta a su amiga que hormonas usa y ella dice «tal hormona», entonces la persona la compra sin prescripción médica y se automedica cuando esto provoca daños irreversibles en el cuerpo e incluso en estados de ánimo. Desde hace algún tiempo, en los espacios organizados hemos tratado de influir en el estado para que adopte medidas para nuestras poblaciones como en el 2013 cuando creamos un centro médico trans en Guayaquil y sacamos dos manuales pilotos de atención recomendable para personas trans. Esto fue la base de un manual de atención integral en salud del Ministerio de Salud en el 2018, pero en la actualidad no se practica. 

¿Cuándo y por qué comenzaste en el activismo?

Mi relación con el activismo pienso que es accidental, como el de la mayoría de casos de quienes estamos enamorados del activismo. Nunca lo planifiqué, nunca lo probé, nunca lo deseé. Simplemente, sucedió a partir de un acto de discriminación laboral. Esto habiendo empezado los despidos por el mismo motivo discriminatorio en otras entidades. A partir de allí, me dediqué a luchar primero por mis derechos. Después me di cuenta de que el derecho recae en el término legal «et communies», que si implica al resto de ciudadanos es común, por lo tanto, ya no solo es la lucha de mis derechos sino el derecho de mis iguales, en este caso las personas trans y personas LGBT+. 

En el marco de tu compromiso por la defensa de los derechos de la comunidad LGBT, ¿cuál fue la importancia de haber sido la primera candidata transexual en postularse a un cargo en una elección en Ecuador?

Siempre pienso que donde no estamos en la comunidad LGBT+ o trans, debemos estar. En ese sentido en Ecuador, no existían candidaturas o personas LGBT+ elegidas por voto popular o, por lo menos, públicamente en ese momento no. Por ello, decidí no solo participar, sino hacerlo público con el fin de que más personas LGBT+ participan en política. En esa ocasión no gané. Además, había sido utilizada como instrumento por parte del partido político que me auspicio en ese momento que fue ruptura de los 25. En el 2016 fui candidata nuevamente y en el 2017 logré ser la primera persona LGBT+ en llegar a un cargo de elección popular abiertamente. No pude ejercer el cargo como debía porque en el gobierno de Lenin Moreno fui una de las perseguidas políticas a partir del Lawfare que se ha implementado en países latinos últimamente. Sin embargo, mi trabajo estaba hecho, mi finalidad era abrir camino para que las personas LGBT+ y las personas trans puedan ejercer cargos de elección popular. Tanto así, que nuestro compañero Jose Arroyo Cabrera ganó la alcaldía de Pujilí, un pueblito pequeño en Ecuador, pero que, a partir de los cimientos que realicé más las estrategias que implementamos a través de la campaña Voto LGBT+ para responder a los ataques conservadores que tanto Arroyo como otros candidatos LGBT+ recibieron en este 2023, dio como resultado que en el caso de él, fuera elegido como el primer hombre gay en llegar a una alcaldía en Ecuador a través del voto popular. El trabajo que he venido haciendo siento que ha dado frutos y eso representa una satisfacción para la lucha en el ámbito, social, político y corporativo que he llevado durante años. 

¿Cómo surgió la idea de lanzar un cuento infantil con temática transexual?

Qué hermoso recuerdo. Este cuento surge a partir de tres motivos. El primero es a partir del terrible suceso de Lila Alcorn, una chica trans que lamentablemente se quitó la vida en el sentido que sus padres de la religión evangélica, no la aceptaban como una persona trans. Su mensaje me impactó cuando lo leí: «Mi muerte tiene que significar algo. Mi muerte debe ser contada en el número de trans que se suicidan este año. Quiero que alguien vea ese número y diga «esto está jodido» y lo arregle. Que arregle a la sociedad. Por favor». Desde ese momento, supe que tenía que hacer algo con relación a la niñez y adolescencia trans, así que pensé en un cuento. Esto conectó con un caso de niñez trans de igual forma en la provincia de Manabí y además con mis experiencias personales en mi niñez. Por ello, el cuento se llama: «Benedicto se siente niña» llevando uno de mis nombres de nacimiento Luis Benedicto, antes de cambiarme a Diane Marie. Además, mi fin es contribuir de una forma saludable a los casos de niñez trans quienes se han visto y me incluyo, en un mundo que no comprende lo que sucede y más aún en etapas tan tempranas que todo es aún más complejo. 

¿Qué te impulsó a ser madre y cuáles fueron las vicisitudes que tuvieron que atravesar con tu pareja?

Toda mi vida había estado con hombres cis, por tanto, mis relaciones coitales eran homosexuales, más alla de mi identidad de género femenina. Mi última relación con uno de ellos, duró cerca de 10 años. Sin embargo, algo no me cuadraba los últimos años. Una de las cosas que me empezaba a cuestionar a mí misma era que al momento de las relaciones coitales solo él llegaba al clímax. Otra era que me entró una etapa transmaternal que, en una ocasión, contado por el mismo, yo estaba durmiendo y me levanté como loca gritando «no me van a quitar a mi hijo» y luego me dormí de nuevo. Sé que soy sonámbula, pero lo que dije en ese momento que lo supe después por él me di cuenta de que en mi subconsciente yacía esta necesidad. Finalmente, debido a estos dos motivos imperiosos para mí en ese momento, terminamos nuestra relación. Ahora somos amigos, él tiene una familia y yo la mía. Después de haber terminado mi relación con él, conocí a mi ex primera pareja trans, se llamaba Nicolás. Con él hicimos varios procesos de activismo entre estos la materialización de la Unión de Hecho Civil Igualitaria en Ecuador o Unión de Hecho Homosexual en el 2013. Salimos en varios medios internacionales. Sin embargo, nuestra relación no progresó. Él estaba atravesado por el machismo de la transmasculinidad. Posteriormente, conocí a mi ex segunda pareja. Él era de nacionalidad venezolana y nos conocimos a través de Facebook. Él viajó a Ecuador y al poco tiempo quedamos embarazados. Así nació nuestro hijo Sununú Machado Rodríguez. Lamentablemente, tampoco nuestra relación progresó y se fue a Venezuela con nuestro hijo. Lo veo de vez en cuando por videollamadas. Trato de estar presente en su vida a pesar de la distancia, aunque es difícil. Lo extraño mucho. Extraño el olor de su cabello y sus manitas. Sununú es una parte de mi corazón que no tengo conmigo desde el 2018. Luego de mi ruptura a mediados del 2018, conocí a Zack Elías, mi actual pareja. Con él quise conocerme más y así lo decidimos. Zack llegó a mi vida en el peor momento, no solo me encontraba devastada por la pérdida de mi hijo, sino que además, me encontraba en la quiebra y en un estado de nerviosismo terrible debido a mi consumo desmedido del tabaco. Finalmente, con el apoyo de él pude estabilizarme, emocional, salubre y económicamente. Dejé el tabaco, tanto así que solo percibir el olor de fumadores cerca de mí, hoy en día me provoca náuseas profundas. En ese tiempo con Zack igualmente, estudié mis dos maestrías una de Psicología y otra de Género y Desarrollo. En el 2021 nació nuestra hija Valhymarié Rodríguez Elías. Con la visibilidad de mis relaciones pasadas pensé que las cosas en Ecuador habrían cambiado, sin embargo, me equivoqué. Cuando Zack estaba embarazado y posterior al nacimiento de nuestra hija recibimos muchas amenazas de muerte debido al odio en contra de nuestra familia trans. Pusimos en conocimiento a las autoridades, pero como todo lo que se denuncia desde las personas trans, no hacen nada. Nos pusimos a buen recaudo durante un tiempo hasta que todo se calmara y bajamos la visibilidad de nuestra familia por protección de todos. Este año, por ejemplo, nos discriminan porque éramos personas trans en una escuela, quien no quiso recibir a nuestra hija por nosotros. Hicimos una denuncia pública. Así mismo, ninguna autoridad dijo nada. En un principio, la Subsecretaría de Diversidades publicó un comunicado de rechazo, pero después lo borró de sus redes oficiales, entendiendo que existe una especie de «trans odio» institucionalizado por parte del gobierno de Guillermo Lasso y sus servidores de turno. Ahora me encuentro en la tarea de educar junto a Zack a nuestra hija, que se empodere desde que tiene uso de razón, a pesar de estar en este contexto adverso y transodiante. 

Fuiste elegida para ocupar varios cargos públicos, ¿sufriste algún tipo de discriminación o condicionamiento en dichos ámbitos por ser transexual?

La vida de las personas trans no es fácil, más aún si eres mujer trans. Esto se debe a que los hombres trans al transicionar al género masculino en la lógica de este sistema patriarcal están aprobando este sistema machista. Sin embargo, las mujeres trans al haber nacido en un espacio «privilegiado» al haber nacido varón o varona, como siempre digo, y renegar de este espacio nos convierte en «traidoras del patriarcado». Por ello la discriminación y violencia en contra de las mujeres trans es mucho más aversiva que para otros sectores LGBT+ y eso incluye a los hombres trans por su puesto. Por ello, a pesar de tener un perfil medianamente visible en mi país, de igual forma sufro discriminación por esa misma visibilidad o incluso por no ser visible; pero por ser notoria mi identidad de género femenina y no parecer una mujer cis. Por ejemplo, una vez en la Asamblea Nacional una señora de limpieza me dijo que saliera del baño de mujeres y me fuera al de hombres. Trate de verla con pena debido a tu falta de conocimiento e ignorancia y no dejarme llevar por la molestia del momento y le dije: «Señora usted aparenta ser una persona buena. Le recomiendo que investigue más a las personas trans y lo que sufrimos. Voy a hacer de cuenta que no escuche lo que dijo. Si fuera otra, usaría mi investidura y haría que la echaran, pero no soy de esas personas.» La señora me miró molesta, yo me continué retocando y se fue. Si puse en conocimiento público el hecho con el fin de que la gente sepa que a pesar de que en ese momento era asambleísta, no significaba que no sufría discriminación. En los espacios que he estado siempre ha habido alguien, además que trata de minimizarme por mi identidad de género, por lo que por ello, he tratado de estudiar no solo para educar a las personas, sino para que su nivel de estatus social que intenta menoscabar o tratarme como ciudadana de segunda clase, quede minimizado con mi nivel académico. La verdad es que no me dejo minimizar por nadie y siempre voy a tener formas de hacer sentir peor de lo que me hacen sentir a mí; si se trata de una persona intransigente sobre todo, porque en realidad soy pacifista. No comparto el concepto de ser bonachona con gente mala. Cuando eres buena gente con la gente mala, te ven la cara de boba y eso no se lo permito a nadie, por eso si alguien intenta reducirme a ciudadana de segunda clase, yo los reduzco por el nivel académico, o por su falta de intelectualidad regularmente. Otro ejemplo de esto, es que en una ocasión un funcionario del Ministerio de Salud, me intentó minimizar cuando ejercía el cargo de asesora para la ministra de Salud en el 2018. En un momento determinado, este funcionario, llamó a su asesor para pedir instrucciones. Sin embargo, antes que su asesor se las diera yo las indiqué abiertamente; el asesor de él, me dijo que tenía razón. Yo le dije que lo sabía, que para eso había estudiado y que por lo menos en esa área no necesitaba asesoría, que por algo era la asesora de la ministra. Que me compadecía por personas que si lo necesitaban (me refería al funcionario público que me minimizó por mi identidad de género). 

¿Qué es y cuál es el objetivo de la Cámara LGBT de Comercio Ecuador?

La Cámara LGBT+ de Comercio y Turismo Ecuador es un hecho icónico en el país. No existe ninguna otra de su tipo y además a lo largo de su crecimiento ha demostrado, profesionalismo y capacidad en las áreas de comercio, turismo e inversiones con el objetivo de fomentar la responsabilidad empresarial. Mi temor siempre fue que los pocos espacios que quedaban libres sean liderados por hombres cis, incluso por hombres cis gays. La comunidad trans siempre hemos sido tratados dentro de las siglas LGBT+ como la última rueda del coche, con sus honrosas excepciones por su puesto. Por ello, siempre he tratado de identificar los espacios en los que no estamos y uno de esos era la falta de existencia de una Cámara. De hecho, cuando la lancé públicamente hubo hombres gays que intentaron hacer lo mismo. Lo cómico de esto es que piensan que impulsar y liderar una Cámara es como si fuera mascar un chicle y hacer una bomba en la boca. Por fortuna, se han dado cuenta de esto a partir de su fracaso. Aunque hay uno que no solo intenta competir con la Cámara, sino que además se ha dado el atrevimiento de copiar algunos de nuestros programas por ello estamos tratando de respaldarnos legalmente en todo. Los que saben de negocios, saben a lo que me refiero. La competencia comercial resulta terrible y si no aprendes a acechar y a comerte a la presa, no progresarás. Además, aunque resulte antagónico, necesitaba estar en un espacio como este en el que el derecho humano entra en contraposición con el derecho capital. En este sentido, el espíritu de la Cámara es en efecto promover la inclusión de personas de la Diversidad en todos los espacios comerciales y turísticos, esto se refiere, a productos, servicios e incluso a talento LGBT+. Por ello, nuestro trabajo se diferencia del resto, puesto que nuestros objetivos son muy claros y no son una combinación con acciones de derechos humanos, que si bien es cierto son importantes, ya lo vienen haciendo las fundaciones LGBT+, lo que no es la Cámara LGBT+ del Ecuador y que por esta misma razón, no tiene competencia. La Cámara tiene su experticia en comercio, turismo e inversiones y se encuentra en el marco de apoyo a las empresas en las ODS (objetivos de Desarrollo Sostenible) y la implementación de las normas ISO, como la norma ISO 26000. 

¿Cómo nació esta iniciativa?

En el año 2016, vimos como una empresa cambió los colores de su logo durante el Orgullo Ecuador. Nosotros pensamos que era una oportunidad de trabajar con las empresas para apoyo con emprendedores y así mismo en cuestiones de responsabilidad social empresarial. Sin embargo, nuestra idea aún se encontraba en pañales. No fue sino en el año 2018 que luego de iniciar el contacto con la NGLCC de Estados Unidos es que empezamos a madurar e iniciar a pensar de forma corporativa, como piensan los empresarios. Así que ese año al final luego de su apoyo es que pudimos legalizar en Ecuador esta primera y única Cámara LGBT+. Mis compañeros socios confiaron en mi trabajo de años en el activismo social que vieron como una oportunidad que yo sea la que impulse la cámara, ahora desde el activismo corporativo, por lo que me designaron como su presidenta. Luego de esto fue difícil levantarla, puesto que necesitamos recursos para las oficinas y contratar a personal que empezará a darle ejecutabilidad a la Cámara LGBT+. Así es que luego de un largo tramo, en febrero de 2019, lanzamos públicamente la Cámara, con apoyo del ese entonces director global de la NGLCC Phil Graham, quien fue enviado por el presidente, Justin Nelson, a Ecuador, a apoyar el lanzamiento público. Esto fue a pesar de que la Cámara ya estaba legal desde el año 2018. Luego de esto, como todos sabemos vino el momento duro a nivel mundial como lo fue el COVID19. Para ese entonces ya contábamos con oficinas en Quito. Importante es que la Cámara es un ente nacional, pero se registra en Guayaquil porque hasta ese momento vivía allí, y decidí en mi caso particular mudarme a Quito puesto que allí se encuentran la mayoría de empresas y sus oficinas. En Guayaquil, están, pero son las más industriales, por lo que por estrategia las oficinas debían abrirse en Quito. Desde el 2020 al 2022 estuvimos a punto de cerrar las oficinas, puesto que todo fue online por la pandemia, lo que dificultó nuestro trabajo. Sin embargo, desde el 2022 a la fecha la Cámara ha despegado en un sin número de acciones en beneficio de la población LGBT+ y en fomento de la responsabilidad social empresarial para las corporaciones bajo los ODS (objetivos de desarrollo sostenible). 

¿Cómo ves a Ecuador en materia de conquista de derechos LGBT y cuál es el panorama para los próximos años?

Por supuesto, nos hacen falta algunos derechos icónicos por conquistar como, por ejemplo, la adopción homoparental y el género no binario. Sin embargo, en esa misma sintonía creo que el trabajo que se viene desarrollando con la Cámara LGBT+ del Ecuador, fomentará en mayores espacios de inclusión laboral para nuestras poblaciones sexo-diversas, así como también el fomento en el mercado LGBT+ y finalmente en el emprendedor LGBT+ que busca destacarse en medio de la competencia cis.hetero-normada. En realidad, es una tarea difícil, pero que la venimos desarrollando con mucho cariño y amor. 

De esta manera, a pesar de todos los obstáculos que ha tenido que sortear y los prejuicios aún enquistados en la sociedad, Diane Rodríguez es un claro ejemplo de resiliencia y de cómo la lucha y la organización colectiva es el camino indicado para la conquista de los derechos de una comunidad.