La crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus ha aumentado la morosidad en el alquiler en España. Un inquilino moroso es un problema gravísimo para el propietario, ya que se tarda de media ocho meses en desahuciarlo y no se obtienen ingresos por el arrendamiento.
Además, los morosos de alquiler de pisos suelen ser insolventes, lo que provoca que el propietario tenga que asumir los costes judiciales. En la mayoría de los casos, el arrendador recuperará el piso, pero no la deuda.
Si el moroso no es insolvente, solo se le podrá embargar los bienes que tenga a su nombre o la parte del salario que exceda el mínimo interprofesional, que en 2022 es de 1.000 euros al mes.
Por tanto, antes de alquilar un piso, lo aconsejable es realizar un estudio de los candidatos y confirmar la elección según su perfil. La Base de Datos de Inquilinos Morosos es el instrumento más útil del mercado para evitar sorpresas desagradables.
La Base de Datos de Inquilinos Morosos o BDMI es la herramienta más completa del mercado para conocer el perfil de un inquilino, ya que no busca impagos y deudas en una sola fuente, sino en las más importantes. Concretamente, obtiene datos de:
Lo que hace a este listado de morosos ser el más potente del mercado es la cantidad de fuentes consultadas en un mismo servicio. Si un propietario quiere consultar una a una las bases de datos, tendrá que pagar por cada registro y destinar más tiempo. Este, en cambio, reúne de forma rápida toda la información de todos en un mismo lugar y en tan solo unos clics.
Por protección de datos hay que avisar al candidato de que vas a consultar su historial de morosidad en la lista. Si al comunicarle tu intención se muestra disconforme, puede servir como alerta de que algo falla. La transparencia es la clave del éxito en el alquiler.
Usando este enlace, los pasos para consultar la Lista de Inquilinos Morosos son:
El avalista en un contrato de alquiler de un piso es la persona que se compromete a cumplir las obligaciones (pagos) del inquilino, en el caso de que este no pueda, ante el propietario. Tener un aval en un contrato de arrendamiento supone una garantía extra frente a los impagos.
El estudio de solvencia analiza la situación económica del futuro inquilino para saber si posee el dinero necesario para poder pagar el alquiler de un piso y sus gastos. Para que un estudio de solvencia sea positivo, al inquilino le debe quedar un 60% de su salario tras el pago del alquiler. Si hay más arrendatarios, hay que cotejar los datos en conjunto.
