El director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Henri P. Kluge, ha advertido de que hay una «crisis» de profesionales sanitarios en Europa.
«La crisis del personal sanitario en Europa ya no es una amenaza inminente: está aquí y ahora. Los trabajadores sanitarios de toda nuestra región están pidiendo ayuda y apoyo», ha señalado Kluge en una reunión de OMS Europa celebrada en Bucarest (Rumanía).
El máximo dirigente de la OMS en nuestro continente ha alertado de que la pandemia de COVID-19 «ha puesto de manifiesto la fragilidad de los sistemas sanitarios y la importancia de contar con un personal sanitario robusto y resistente».
«No podemos esperar más para abordar los acuciantes retos a los que se enfrenta nuestro personal sanitario. La salud y el bienestar de nuestras sociedades están en juego: no hay tiempo que perder», ha insistido al respecto.
En la reunión, 49 de los 53 Estados miembros de la Región Europea de la OMS han firmado la Declaración de Budapest, que insta a la acción y el compromiso políticos para «proteger, apoyar e invertir en los trabajadores sanitarios y asistenciales de toda Europa y Asia Central».
Esta declaración se produce en el contexto de una «grave crisis» que afecta a los trabajadores sanitarios de toda la Región, y que incluye huelgas y acciones sindicales en varios de los países europeos.
El año pasado se multiplicaron las huelgas de personal sanitario en Europa, alegando condiciones de trabajo difíciles y recursos insuficientes, empezando por España.
En Francia, por ejemplo, médicos y enfermeros celebraron una huelga nacional en noviembre de 2022, en la que participaron más de 100.000 trabajadores sanitarios.
En septiembre de 2022, más de 6.000 enfermeras irlandesas se declararon en huelga preocupadas por los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo.
Del mismo modo, en Alemania, miles de trabajadores sanitarios participaron en una huelga nacional en agosto de 2022, por motivos similares. Y en el Reino Unido, las huelgas y paros de médicos, enfermeras y personal de ambulancias han afectado gravemente al sistema sanitario durante meses.
«Esta acción refleja claramente la creciente frustración y preocupación entre los trabajadores de la salud en toda nuestra región, destacando aún más la necesidad urgente de una acción múltiple para apoyar e invertir en el personal sanitario y asistencial», ha insistido Kluge.
Un informe regional publicado por OMS Europa en septiembre del año pasado ya advertía de una «bomba de relojería» que amenazaba los sistemas sanitarios de Europa y Asia Central.
Ante el «rápido envejecimiento de la población y del personal sanitario, el aumento de las enfermedades crónicas y los efectos de la pandemia COVID-19», el informe advertía de un «colapso inminente» en áreas clave de los sistemas sanitarios de los países, a menos que se adoptaran medidas políticas «rápidas y concretas para abordar estos problemas, empezando por el personal sanitario».
El informe destacaba que en 13 de los 44 países que proporcionaron datos, el 40 por ciento de los médicos ya tienen 55 años o más, lo que plantea un reto importante para la sostenibilidad.
Al mismo tiempo, apuntaba que los mercados laborales «están cambiando, con una movilidad de los trabajadores y una migración cada vez más complejas». «Como consecuencia, algunos países tienen cada vez más dificultades para atraer y retener a los jóvenes en las profesiones sanitarias y asistenciales», esgrimían.
Así, OMS Europa considera que los los sistemas nacionales de salud «tienen dificultades para seguir el ritmo de la creciente demanda de asistencia sanitaria, agravada por los retrasos en la prestación de servicios causados por la pandemia COVID-19, las crecientes expectativas de los pacientes y los riesgos sanitarios que plantean el cambio climático y las emergencias».
El agotamiento de los sanitarios es uno de los aspectos clave. De hecho, durante la primera oleada de la pandemia, en la primavera de 2020, Europa experimentó un asombroso aumento del 62 por ciento en las ausencias de los sanitarios.
Además, en casi todos los países de Europa se ha notificado un aumento de los problemas de salud mental entre los trabajadores sanitarios, y en algunos países, más del 80 por ciento de las enfermeras han notificado algún tipo de malestar psicológico relacionado con la pandemia. Además, la OMS/Europa recibió informes de que 9 de cada 10 enfermeras habían declarado su intención de abandonar su trabajo.
«Ignorar los retos a los que se enfrenta el personal sanitario y asistencial ya no es posible. Los trabajadores sanitarios son la columna vertebral de los sistemas de salud, y su dedicación y duro trabajo deben ser reconocidos y apoyados ahora. Ello reportará grandes dividendos en términos de salud y bienestar individual y colectivo, tanto para los trabajadores sanitarios como para las personas a las que atienden, y preparará mejor a los países y a nuestra Región en su conjunto para hacer frente a las emergencias sanitarias que sabemos que nos aguardan, así como para reforzar los sistemas de salud a fin de que puedan prestar servicios esenciales y cotidianos», ha remachado la directora de Sistemas y Políticas de Salud por Países de OMS Europa, Natasha Azzopardi-Muscat.