El expresidente francés Nicolas Sarkozy volverá mañana al banquillo de los acusados, dos semanas después de haberse convertido en el primer exinquilino del Elíseo en ser condenado a una pena de cárcel.
Si en su primer asalto Sarkozy escuchó una sentencia de tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias (de la que solo debería cumplir uno), ahora está en el punto de mira de la justicia la financiación irregular de su campaña electoral de 2012 a través de un sistema de falsas facturas que le permitieron doblar el máximo de gastos autorizados por la ley.