Si ya tienes cierta edad (cercana a los grupos de riesgo por el covid o casi), seguramente te resulte familiar la siguiente escena: radio encendida, y en ese momento el locutor anunciaba esa canción que te molaba mogollón. Preparabas el dedo en la tecla Rec de tu reproductor de cassettes y cuando sonaban los primeros acordes, ahí estabas tú, ejerciendo de Dj y componiéndote esa remezcla en la cassette para ponértela después una y mil veces. Cuando pensabas que ya habías conseguido grabar la canción que te faltaba en tu recopilatorio, el locutor (¡maldito!) se ponía a avanzarte la siguiente o le daba paso a la cuña publicitaria.
¡Ay las cintas de cassette! Qué buenos momentos nos hicieron pasar: eran prueba de amor cuando recibías una, compuesta únicamente para ti, del chico/chica que te gustaba; las aprovechabas al máximo, grabando y regrabando encima y, ¡qué decir de la obsolescencia programada! Ahí estaba el boli Bic o el celo para apañar los posibles desastres que acontecieran, aunque luego el sonido no fuera igual de bueno que al principio.
Si pensabas que todo esto forma parte del pasado y que ya no podrás volver a enrollar una cassette con un boli… te equivocabas. ¡La cassette ha vuelto!. La consultora Nielsen publicó un estudio en 2018 con datos del año anterior: este formato había tenido el mejor año en ventas desde 2012, con crecimientos del 74% en EEUU y del 35% a nivel global. Cifras que continúan subiendo porque en el pandémico 2020, según Official Charts Company, el incremento de ventas de las cassettes ha sido del 103%.
¿Qué nos está pasando? ¿Queremos volver a los 80? Lo de que la nostalgia vende no es nuevo, ahí tenemos ejemplos recientes como la serie ‘Stranger Things’ para demostrarlo. En el caso de la fábrica La Cassettería, en Madrid, no fue tanto la nostalgia, sino una evolución natural de su negocio que les llevó a abrir una fábrica de cassettes, la única que existe en la actualidad en Madrid y en España.
Para conmemorar al inventor de las cintas de cassette, Lou Ottens, que ha fallecido esta semana a los 94 años de edad, idealista/news visita este espacio único que ha surgido en plena pandemia.
“La fábrica surge de la necesidad de tener un espacio propio para nuestra discográfica, Ciudad Oasis, que nació en 2016. Con ella teníamos muy claro desde el principio que queríamos diferenciarnos en el producto físico. Hacíamos ediciones muy limitadas destinadas al mundo del coleccionismo. A partir de ahí vimos que en España no había una fábrica o sitio especializado en este formato y nos pusimos manos a la obra a buscar lo que las máquinas”, explica Luis González, alma máter del proyecto.
En la tienda tienen cinco máquinas, todas de segunda mano que han encontrado por Internet, en Inglaterra… Lo último que ha llegado a la tienda es un expositor de gasolinera y reconocemos que nos sentimos un poco como si estuviésemos poniendo gasolina y echando un vistazo a las cintas, aunque no vemos ninguna de Camela (con perdón para sus forofos) pero sí de Duncan Dhu, Modestia Aparte, Ramoncín, Lo más disco, Cat Stevens, Van Morrison… “Además ahora, con la pandemia, como la gente tiene mucho tiempo, hace limpieza y se deshace de muchas cosas”, comenta González. Y ya se sabe: lo que uno no quiere, el otro lo desea… Los clientes que pasan por allí buscan todo tipo de género musical: heavy metal, clásica, flamenco, música de los 80…
Por La Cassettería, que abrió en septiembre de 2020, pasa todo tipo de público: desde gente joven, hasta nostálgicos, personas más mayores a quienes el formato digital les resulta farragoso, coleccionistas, discográficas que buscan diferenciarse…
En La Cassettería pueden hacer desde una unidad (por ejemplo, suelen tener pedidos de cara a San Valentín) hasta 1.000, pero ojo, no pueden hacerte esos mixes de los que Hablábamos al principio: “Solo podemos grabar contenidos o que estén libres de derechos de autor o que la persona que venga tenga esos derechos de autor, por tema legal. Estaría muy bien poder grabar esos mixes que se hacían antes, pero es algo muy complicado porque hay que poner de acuerdo a mucha gente”, aclara.
¿Cuál es el encanto de la cassette comparado con otros formatos? “A mí es que el cd no me gusta, como producto físico me parece feo y además tiene una obsolescencia programada. La cassette sabes que tienes cuatro tipos, el 1, el 2, el 3 y el 4, da igual que tu reproductor sea uno u otro, las va a leer siempre. Además, es un producto pequeño, a la hora de coleccionar eso tiene ventajas, porque por ejemplo el vinilo ocupa más. Y respecto al sonido, tiene un sonido muy peculiar, como de traqueteo de la cinta, da mucho juego”, comenta este emprendedor.
¿Hay pedidos mínimos? “Empezamos con pedidos mínimos, pero ya no, puedes llevarte solo una, está claro que a mayor pedido más económicas te salen”. Una cassette está en unos 15 euros y 50 unidades, en torno a los 170-180 euros.
A raíz de la fábrica están surgiendo otros proyectos paralelos, como el de comercializar Walkmans y entrar en el mundo del videojuego (España fue puntera en la industria del videojuego en los ochenta).
Un chico joven entra en la tienda mientras grabamos este reportaje, y pregunta por unas cassetttes de Abba para regalar. Sonreímos bajo la mascarilla… ¡Hay esperanza!