Safran registró en el conjunto de 2022 unas pérdidas netas atribuidas de 2.459 millones de euros, frente a las ganancias de 43 millones de euros de 2021 por el aumento de los costes de producción, de personal y por un intercambio de divisas desfavorable, según ha informado la compañía francesa aeroespacial y de defensa.
Esto contrasta con la mayor facturación, que se ha situado en 19.523 millones de euros, y que representa un avance del 29% comparado con el volumen de negocio de 15.133 millones de euros del año previo, así como con la mejora del beneficio operativo registrado, que fue de 2.043 millones de euros en 2022, 1.179 millones más que en los doce meses de 2021.
Del total de ingresos, 9.506 millones provinieron de la propulsión aeroespacial (un 27,8% más), 7.535 millones de euros de equipamientos de defensa (un 19,1% más) y otros 1.978 millones de euros por la venta de mobiliario de aviación (un 34,1% más).
«2022 ha sido un año marcado por la guerra de Ucrania, la alta inflación (energía, materias primas, salarios, transporte, etc.) y los problemas de suministros, así como por la pandemia», ha señalado Safran en su presentación de resultados.
«Sin embargo, el negocio fue recuperando tracción mes a mes y el tráfico aéreo se recuperó en la práctica totalidad del mundo, excepto en Asia», ha incidido. De esta forma, aseguran, el sector de la aviación ha reanudado su producción a corto y medio plazo.
En cuanto a las inversiones en curso, Safran está pendiente de la adquisición de Aubert & Duval, filial del grupo minero y metalúrgico francés Eramet, mediante un consorcio conformado por Safran, Airbus y Tikehau Capital. Si bien la Comisión Europea ya autorizó la operación en diciembre de 2022, aún queda pendiente el consentimiento de las autoridades de competencia chinas.
De igual forma, Safran espera completar la compra de la división de sistemas eléctricos de aeronáutica de Thales en la primera mitad de 2023. Este segmento de Thales da empleo a 600 personas y facturó 124 millones de euros en 2021.
