El anuncio del Banco Central Europeo (BCE) a mediados de marzo de 2020 del lanzamiento de su programa de compras de emergencia contra la pandemia (PEPP) tuvo un efecto inmediato y sustancial sobre el riesgo de fragmentación de los rendimientos de la deuda soberana de la zona euro, con una disminución «claramente más fuerte» en el caso de los bonos soberanos de España e Italia, según el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos.
En un artículo incluido en el ‘Anuario del Euro 2021’, elaborado por la Fundación ICO y la Fundación de Estudios Financieros (FEF), el vicepresidente del BCE repasa la respuesta del banco central de la zona euro durante la pandemia, subrayando que el paquete completo de medidas del BCE demostró ser muy eficaz para flexibilizar la política monetaria, atenuar las primas de riesgo y salvaguardar los préstamos a las empresas.
«Estas fueron condiciones previas para que la economía se recuperara del colapso de la primera mitad de 2020 y redujera los riesgos deflacionarios», defiende Guindos, para quien, debido a la incertidumbre predominante, se necesitará un apoyo continuo que preserve las condiciones financieras favorables hasta que se pueda dar por terminada la crisis de la pandemia.
En su análisis, el exministro español de Economía y Competitividad presta especial atención al lanzamiento del PEPP, el programa de compras de emergencia contra la pandemia anunciado por el BCE el 18 de marzo de 2020, cuyos efectos sobre las tensiones del mercado de deuda fueron inmediatos al permitir contrarrestar de manera decisiva los riesgos de fragmentación y revertir el endurecimiento de las condiciones de financiación registrado en los primeros días de la crisis.
En este sentido, destaca que las compras de activos anunciadas en marzo de 2020, incluyendo el PEPP y la extensión del programa APP, contribuyeron a reducir la prima de riesgo de los bonos soberanos de la zona euro, con una bajada de entre 45 y 70 puntos básicos del rendimiento de la deuda soberana de la eurozona.
«Este impacto ha diferido entre países, con los rendimientos italianos y españoles mostrando una disminución claramente más fuerte», subraya Guindos, señalando que el efecto estimado se aproximaría al doble del registrado para la media de la zona euro.
El rendimiento de los bonos españoles a diez años en el mercado secundario llegó a escalar el 18 de marzo de 2020, antes del anuncio del BCE, hasta el 1,384%, reduciéndose en los días posteriores de manera sustancial, hasta llegar a entrar en diciembre en terreno negativo. Actualmente, la rentabilidad exigida al bono español a diez años es del 0,302%.
En el caso de la deuda italiana a diez años, el interés exigido en el mercado secundario se situaba el viernes en el 0,604%, muy por debajo del 2,992% que llegó a alcanzar antes del anuncio del lanzamiento del PEPP por parte del BCE.
Según las últimas cifras publicadas por la institución, el BCE había destinado entre marzo de 2020 y el final de enero de 2021 un total de 123.636 millones de euros a la adquisición neta de deuda soberana española a través de sus distintos programas de compra de activos, incluyendo 89.846 millones en compras de emergencia contra la pandemia (PEPP) y otros 33.790 millones mediante el programa de adquisición de deuda soberana PSPP.