El patrimonio de la Escuela de Minas y Energía de la UPM, un ejemplo de colaboración entre entidades

Por Remitido

/COMUNICAE/

Un pedazo del pasado, presente y futuro de la minería y la energía española, cuidado con mimo y orgullo por esta centenaria institución universitaria de reconocido prestigio internacional, para que las sucesivas generaciones de estudiantes y toda la sociedad madrileña puedan disfrutarlo. Su emblema es el magnífico palacete de Ríos Rosas 21, en el barrio de Chamberí, que custodia las colecciones de su biblioteca histórica y museos. Sin duda, un edificio vivo, abierto a la ciudad y conectado al mundo

El pasado lunes día 8 recibieron en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía (ETSIME), de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), una visita técnica del equipo de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, encabezada por el Subdirector General de Protección y Conservación D. Lucas García Guirao. El primer objeto de esta visita, han sido los trabajos de restauración del vestíbulo del edificio histórico de la Escuela, que se están llevando a cabo en estos momentos por cuenta de dicha Dirección General.

Asimismo, se ha aprovechado para llevar a cabo un recorrido por las instalaciones del centro, con especial énfasis en las zonas de alto valor patrimonial.

La ETSIME-UPM, fundada por Carlos III en 1777 en Almadén, tiene su sede en Madrid desde mediados del siglo XIX. Actualmente ocupa varios edificios en el barrio de Chamberí entre las calles Ríos Rosas, Alenza y Cristóbal Bordiú. Entre ellos destaca el edificio histórico, un palacete diseñado por el arquitecto Velázquez Bosco específicamente para la Escuela y que lleva desde 1893 ejerciendo esta función.

Velázquez Bosco fue uno de los arquitectos más reconocidos de su generación, con una obra muy importante en Madrid, entre la que destacan los edificios del Ministerio de Agricultura en la glorieta de Atocha y el Palacio de Cristal del Retiro, entre otros.

Tanto el edificio histórico como la parcela que ocupa, en la que se encuentran otros elementos patrimoniales como el Salón de Actos y la Mina Experimental “Marcelo Jorissen”, constituye un conjunto monumental protegido, en el cual se han ido llevando a cabo diversas actuaciones de restauración y conservación a lo largo de los años.

La última restauración integral del edificio histórico data de 1985. Desde el comienzo de este siglo se han intensificado estas actuaciones. Así, en 2003 se rehabilitó la verja que cierra la parcela, también obra de Velázquez Bosco, y el patio de columnas.

En los siguientes años se llevaron a cabo otras actuaciones en el vestíbulo de acceso al salón de Actos (2005), en el Museo Histórico-Minero “D. Felipe de Borbón” (2006), en la Capilla e imagen de Santa Bárbara (siglo XVIII) (2006), en la cubierta del edificio de aulas y Salón de Actos (2008) y sus fachadas laterales (2011), en el castillete y pozo de la mina “Marcelo Jorissen” (2016) y en las vidrieras del Salón de Actos, obra de Maumejean (2017).

Mención aparte merece el refuerzo estructural del edificio de aulas y Salón de Actos (2013 y 2014) y la restauración de sus fachadas (2018).

Todas estas obras se hicieron con fondos propios de la UPM, contando con el apoyo de algunos patrocinios privados. Pero también en los últimos años se ha contado con un importante apoyo por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, que ha financiado las siguientes actuaciones:

– Restauración del lucernario del patio de columnas (2010)

– Restauración de la sala del Claustro (incluyendo sus pinturas murales) (2017)

– Restauración de la sala del Anteclaustro (incluyendo las cerámicas del taller de Zuloaga) (2018)

– Restauración de la escalera noble (2019)

– Restauración del vestíbulo de acceso por la calle Ríos Rosas (actualmente en ejecución)

Además, el equipo de especialistas de la Escuela lleva a cabo innumerables trabajos de mantenimiento y reparación de forma continuada, tal y como exige un conjunto monumental de estas características.

Es, en definitiva, una joya centenaria de la ciudad de Madrid que, gracias al esfuerzo y colaboración continuada de diversas entidades públicas y privadas, será conservada para que las futuras generaciones tengan el placer y el privilegio de pasear por sus pasillos o admirarla al pasear frente a ella, orgullosos de que se proteja su historia y patrimonio, al tiempo que se continúa con su labor formativa al servicio de la sociedad.

Fuente Comunicae