La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha asegurado que la inflación en la zona euro sigue siendo demasiado alta independientemente de la referencia analizada y ha subrayado que la misión del banco central pasa por evitar el desanclaje de las expectativas inflacionistas.
En un coloquio en Davos, la presidenta del BCE ha reiterado que el control de la inflación es la misión principal de la entidad, por lo que ha rebajado la importancia de la reciente moderación de la lectura general para la eurozona, que se ha relajado en diciembre por segundo mes consecutivo, hasta el 9,2%.
«Tenemos cifras muy elevadas (de inflación). Miramos todos los componentes de la inflación, desde la general a la subyacente, y cualquier modo que se mire la inflación es demasiado alta», ha asegurado la francesa en referencia al nivel récord de la inflación subyacente y de otros componentes del índice.
«Nuestra determinación en el BCE es devolverla al 2% de manera oportuna y tomando todas las medidas y por eso ya hemos subido los tipos 250 puntos básicos y mantendremos el rumbo», ha advertido.
En cualquier caso, Lagarde ha subrayado que el BCE no está apreciando un desanclaje significativo de las expectativas de inflación en la eurozona, por lo que ha añadido que la institución «tiene que evitar el riesgo de desanclaje».
Por otro lado, para la francesa, la previsible contracción de la economía de la zona euro será modesta y 2023 será un año mejor de lo esperado, aunque no será un año brillante, destacando que el mercado laboral europeo nunca ha sido tan vibrante como en la actualidad.
«Las noticias han sido mucho más positivas en las últimas semanas y la retórica ha cambiado», ha destacado Lagarde. «2023 no será un año brillante, pero será mucho mejor de lo esperado», ha aventurado.
Asimismo, la presidenta del BCE ha señalado la necesidad de avanzar en la transición digital y verde, cuyas necesidades de financiación serán muy importantes y para las que el dinero público «no será suficiente», por lo que ha instado a progresar con rapidez hacia la unión del mercado de capitales, algo que no puede lograrse sin ímpetu político.
«Tenemos que movernos hacia esta doble transición y las necesidades de financiación serán muy grandes para avanzar rápido y ser más independientes y menos vulnerables», ha defendido.