Nadie lo hubiese imaginado. Las quinielas más macabras apostaban por su madre, pero ha sido su hija Lisa Marie Presley quien se ha marchado primero. Con tan sólo cuatro años en 1972 era testigo de un divorcio traumático, y con nueve la muerte de su padre. Hasta en una canción, Separate Ways, su progenitor casi que le pedía perdón por aquel cambio de rumbo.
No estamos hablando de una figura que haya influenciado el mercado musical, a pesar de haber grabado tres discos. De hecho, su nombre aparece en los libros de listas de éxitos después de su padre, y con tan solo dos canciones en el ranking americano. El rey colocaba en ese mismo apartado 181 canciones. Más que los Beatles, más que Dylan, más que Ray Charles, más que nadie.
Lisa Marie Presley, era la única hija del rey del rock and roll y la mayor de las debilidades del astro. Elvis siempre imaginó tener una familia feliz, pero ese sueño fue casi perfecto durante cuatro años de matrimonio. Antes, hubo un noviazgo de ocho años que empezaría en Alemania mientras cumplía con el servicio militar.
Lisa, no conocería a su abuela Gladys, la madre de Elvis fallecida en 1958 diez años antes de su nacimiento. Sin embargo, si conocería a su abuelo Vernon (padre de Elvis), a la bisabuela paterna de su padre, Minnie Mae fallecida en 1980, y a la tía Delta, último residente en Graceland muerta en 1993.
Su vida entre Los Ángeles y Menphis en los años después de la separación fueron siempre un viaje de experiencias de todo tipo. Familia, artistas, deportistas, amigos, juguetes, diversiones, regalos, cuidados, mimos y por supuesto música.
Se encontraría a la muerte de su padre, compartiendo la herencia de Graceland con su abuelo Vernon y su bisabuela Minnie Mae, hasta que en 1993 y cumpliendo los veinticinco, se convertía en la única heredera de un gigantesco patrimonio cultural.
Siempre sería Lisa una imagen a la que muchos se querían juntar. Fue un nombre que aseguraba la rentabilidad de eventos sociales y también filantrópicos. En 1995 aparecía en el vídeo «You Are Not Alone» de Michael Jackson, canción que se convertía en el primer tema de Michael que debutaba en el número uno, y también el primero de la historia en lograr tal récord.
Fue conocida de todos y amiga de pocos. Cantó donde pudo y donde se lo permitieron. Se casó cuatro veces y trajo a este mundo cuatro hijos. Uno de ellos por cierto, Benjamin, hallado muerto en aparente suicidio de un disparo en 2020. Tenía 27 años.
Será siempre muy recordada y extrañada por sus obras de caridad, y el apoyo a fundaciones y causas humanitarias. Fue galardonada en su ciudad natal, Memphis, por sus esfuerzos en mejorar la vida de sus ciudadanos.
Es de justicia no intentar echar leña en su supuesta creatividad musical habiendo tenido que convivir con una sombra proyectada sobre su propia existencia toda su vida. ¿Puede alguien imaginar algo así?
No hacía falta esperar de ella una nueva Édith Piaf en la década de los ochenta o noventa. Tal vez por esa razón tardó tanto en decidir editar un álbum. Tenía 35 años cuando editaba el primero en 2003.
¿Quién le pide a Sean Ono Lennon que sea como su padre?
Lisa Marie Presley será siempre la novia que muchos quisimos tener. La chica del cuento de hadas para vivir nuestra propia historia de paraísos y cielos celestes con la mejor de las protagonistas. Será esa princesa de los reinos de la música vestida con sus trajes de castillo en la cima de la montaña más alta.
Hasta siempre Lisa.