Rubén Sánchez con su segundo libro consigue consolidarse como uno de los escritores más interesantes de la novela negra española. El libro, titulado La melodía de las balas es una inquietante novela negra, en la que un asesino, antiguo miembro de ETA, se convierte en sicario para poder sobrevivir.
Se trata de una magnífica obra muy bien tramada, en la que la angustia vital de un hombre se conjuga con su pasión por el jazz y el asesinato. Y es que la historia consiste básicamente en un exetarra convertido en sicario, que utiliza su gran pasión por la música, por el jazz, como coartada para sus crímenes. Toda la trama se desarrolla en cuatro escenarios principales, que son el País Vasco, Valencia, Venezuela y Colombia. En ella, el autor busca sus mayores aficiones. Y es que Rubén Sánchez es un autor almeriense y policía de profesión, con titulación en Magisterio y Ciencias Policiales. Además, es un apasionado lector, músico y viajero asentado en Valencia.
El autor Rubén Sánchez se describe como un escritor «concienzudo hasta la náusea» a la hora de planificar sus novelas, en las que, para él, tanto valor tiene la forma como el contenido. Para ello, trabaja escrupulosamente la trama y sus personajes, sin olvidar nunca la calidad de su escritura ni la precisión de su lenguaje. Por otro lado, es muy meticuloso con la documentación, en la que se sumerge con total rigurosidad y con la que consigue plasmar la verosimilitud necesaria para cualquier obra que se precie.
La melodía de las balas es una novela negra llena de acción y entretenimiento, en la que el suspense, el sexo y la traición se superponen en una historia sobre un hombre que deberá enfrentarse a la fragilidad de su propio envejecimiento en un mundo cambiante, donde las cosas ya no son como eran.
«Me llamo Jon Cortázar, y en esta vida solo hay dos cosas que se me dan bien. Una es tocar el piano, la otra matar. Puede que acaben de deducir en qué orden lógico debí de aprenderlas, pero déjenme decirles algo: se equivocan.» Así se define el personaje principal de esta enigmática y sugerente novela negra en mayúsculas, con la que el escritor estremece al lector y lo motiva a la reflexión mediante el divertimento.
Entrevista a Rubén Sánchez Fernández
Después del éxito de ventas de tu anterior novela, Hadas con tacones afilados, ¿qué esperas conseguir con La melodía de las balas, publicado por Olé Libros?
Supongo que lo que cualquier escritor: superarme respecto al trabajo anterior. Eso incluye la originalidad de la historia, el dominio del lenguaje, la calidad narrativa y, por supuesto, llegar a la mayor cantidad posible de lectores, para que todos y cada uno de ellos hagan suya esta novela, la asimilen de un modo singular y diferente y vivan en su imaginación lo que en ella se narra.
Tras este título sugerente parece que la música y el thriller van de la mano… ¿Qué vamos a encontrar en esta novela?
Con la elección del título pretendí definirla con precisión. Esta novela contiene muchas cosas. Principalmente, la historia de un asesino peculiar: un sicario para quien el jazz es una pasión, pero al mismo tiempo la coartada perfecta para cometer sus crímenes. De ese modo, la muerte y la música se entrelazan a lo largo de la historia.
Además, los lectores encontrarán en esta novela acción, intriga, sexo, deslealtad y, ante todo, la angustia vital de un hombre que comprueba con amargura cómo se hace viejo y se vuelve vulnerable, a la vez que asiste al derrumbe de su mundo tal y como la había conocido hasta entonces. Y, a pesar de que la escribí antes de la pandemia, esto último guarda un estremecedor paralelismo con la situación social que estamos viviendo a causa del coronavirus.
Es un género que parece que está implícito en los policías-escritores…
Bueno, hay compañeros escritores de otros géneros, como la novela histórica, y con bastante éxito. Pero sí es cierto que, dado que la literatura aúna lo vivido y lo imaginado, ejercer la profesión policial ofrece una perspectiva «privilegiada» sobre la naturaleza humana. Nos permite observar sus actos, desde los más excelsos hasta los más bajos.
¿Cómo surge la trama de esta historia? ¿Cuál es el detonante?
Mis novelas siempre surgen de una idea principal; una pulsión sobre la que me apetece escribir. Luego la voy completando, dotándola de unos cimientos y un armazón que sostengan ese esbozo primigenio. En el caso particular de esta novela, la idea de un asesino, antiguo miembro de la banda terrorista ETA, abocado a convertirse en sicario para sobrevivir porque lo ha perdido todo, y que, además, es un virtuoso del jazz, me parecía un planteamiento lo suficientemente interesante como para construir una novela en torno a él.
Además, a lo largo de su escritura llevé un diario en el que quedaron reflejados los motivos por los que la escribí, cómo surgieron sus personajes, los lugares donde sucede la historia, las dificultades técnicas con las que me fui topando y cómo las resolví, etc. Partes de ese diario están a disposición de los lectores en la sección «Anatomía de una novela», que publico en mi página web.
¿Qué dirías que es lo más destacable de La melodía de las balas?
Creo que es una novela compleja y completa. Como he dicho antes, las páginas de La melodía de las balas contienen acción, muerte, terrorismo, sicariato, jazz, sexo, ira y hasta piedad. Son suficientes elementos como para que cada lector destaque de ella aquellos con los que pueda sentirse más identificado.
¿Crees que el pasado de tu personaje puede resultar un hándicap para el lector?
Desde luego no es mi idea, pero, una vez escrita, la novela deja de pertenecer al autor para formar parte de los lectores, que son siempre soberanos. La melodía de las balas trata el terrorismo de ETA como un componente más de la historia, precisamente porque es parte del pasado de Jon Cortázar, y para comprender por qué una persona es, tenemos que conocer lo que fue. Además, las reflexiones sobre la banda terrorista están hechas no desde la perspectiva de un miembro de la Justicia o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sino del propio terrorista, lo que creo que a los lectores puede resultarles interesante.
¿En qué eres más concienzudo a la hora de escribir, en la trama, en los personajes o en la propia escritura?
Como suelo decir, soy concienzudo hasta la náusea. En todo. Picasso decía que la inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando. Pues bien, con inspiración o sin ella, antes, durante y después de darle a la tecla, planifico, calculo y sopeso todo lo que rodea a la escritura.
¿Qué importancia le das al entretenimiento dentro de tus novelas?
La que tiene. Es un componente importante, pero no menos que la calidad literaria, la precisión del lenguaje, la capacidad de estremecer al lector o de moverlo a la reflexión… La clave —y la dificultad— es encontrar el equilibrio en todo ello.
¿Tenías claro el título desde el principio o apareció a lo largo de la escritura?
En esta ocasión apareció después de finalizarla. Manejé varios títulos y finalmente me decidí por este.
¿Has necesitado algún tipo de trabajo de investigación para poder escribir esta novela?
Cuando escribes sobre el terrorismo de ETA desde su perspectiva más cotidiana, el modo en que lo vivían los jóvenes en el País Vasco, pero también sobre las FARC y el sicariato en Colombia, sobre la historia política más reciente de Túnez o sobre el jazz o técnicas de encriptación informática, no tienes más remedio que investigar y documentarte si quieres que toda la historia se sostenga sobre un andamiaje de verosimilitud. Por fortuna, además de mi propia investigación, conté con la desinteresada colaboración de especialistas en todos esos campos a los que recurría cada vez que me encontraba con un muro de dificultad. Como dije antes, en «Anatomía de una novela» doy buena cuenta de todo esto.
Tu profesión te hace estar más cerca de la mente de los psicópatas. ¿Crees que se puede llegar a entender la motivación de estas personas?
Entender en el sentido de conocer su lógica o sus motivaciones para cometer delitos, desde luego. Precisamente eso es lo que permite anticiparse a ellos e impedir que continúen su actividad criminal. Entender como un acto de comprensión, en absoluto.
El Grupo Editorial Olé Libros tiene cuatro sellos editoriales: Olé Libros, Loto Azul, Iglú Editorial y Cuadranta, donde publica poesía, novela, cuentos infantiles y álbum ilustrado.