Playmobil presentó sus primeros modelos en Nüremberg (Alemania), coincidiendo con la Feria del Juguete de 1974. Sólo llamaron la atención de un mayorista neerlandés. Tras cuatro años de minuciosa preparación, Horst Brandstätter (dueño de la compañía) se puso en contacto con Hans Beck (jefe de desarrollo) para llevar a cabo un juego totalmente novedoso y revolucionario en aquel momento.
Después de meditarlo, priorizaron las figuras sobre los vehículos y escenarios. A partir de ese instante, la firma ha conseguido una expansión al alcance de las compañías más destacadas del planeta.
Brandstätter, fundador de Playmobil, no tenía intención de incluir referencias bélicas. Por peticiones de clientes (mayores y pequeños), se equipó a los vaqueros del Oeste con pistolas y a los piratas con espadas. Los más incondicionales han llegado a solicitar tanques. «La base del juego es estimular la imaginación y la creatividad. Así se promueve el desarrollo infantil. Con Playmobil, los niños pueden asumir infinidad de roles, además de recrear y experimentar el mundo en miniatura», señalan desde la empresa.
Caballeros, indios y obreros fueron los primeros clics en aparecer, y se mantienen. Existen más de treinta escenarios para que los jugadores puedan hacer uso de su imaginación. Future Planet, Dragones, City Life, Hadas, Piratas, Castillo de Princesas, Agentes Secretos y Dinosaurios son algunos de ellos.
La cantidad de jugadores y jugadoras es muy similar: 55% de chicos y 45% de chicas. El tamaño de las figuras se ha conservado desde su origen: 7,5 centímetros. Se pueden combinar e intercambiar juguetes, escenarios y accesorios con sencillez. Cada figura está integrada por siete piezas. En 2014, las referencias de Playmobil alcanzaban la friolera de 25.000 piezas distintas, con una variedad de casi 200 colores (198 para mayor exactitud). Los juguetes mantienen la sonrisa idéntica con la que hicieron su carta de presentación en su diseño original en la década de los 70.
Una de las señas de identidad es que los muñecos carecen de rodillas, codos, nariz o dedos, dotando a las figuras de una personalidad propia. La finalidad es disfrutar con sus artículos, al tiempo que permitir que los niños sean capaces de desarrollar habilidades para utilizar los Playmobil en cualquier situación. Pese a no haber modificado las dimensiones de las figuras, el diseño sí se ha visto sometido a alguna variación. El peinado de los juguetes se ha cambiado en más de una ocasión, consiguiendo más de 370 modelos de cabezas, a los que se deben añadir alrededor de 850 caras y 70 barbas. Existe un registro superior a los 20 millones de mezclas e intercambios entre productos.
Los modelos elaborados con ocasión del Mundial de Fútbol de 2006 otorgaron la oportunidad de echar una de las dos piernas hacia atrás para emular un disparo a portería. Los más pequeños podían sentirse como sus ídolos con sus juguetes en miniatura: Messi, Ronaldo o Iniesta, pero en versión Playmobil. Las figuras femeninas irrumpieron en 1976, junto con los niños y las niñas (1981), las manos giratorias (1982) y otros complementos que hicieron acto de presencia a finales de los años 80; una colección superior a los 3.000 millones de figuras para seguir conquistando a sus fans con su carácter genuino y especial.
En 2010, las ventas globales de Playmobil superaron los 500 millones por primera vez (507 millones de euros). Geobra Brandstätter se convirtió en el mayor fabricante de juguetes en aquella época, alcanzando una cuota de mercado del 8%. La facturación total del grupo, que también incluye la marca LECHUZA, asciende a alrededor de 742 millones de euros, con un 70% de la facturación proveniente de los mercados internacionales. Con Playmobil, el grupo alcanzó unos ingresos globales de 676 millones de euros en 2019. «No estamos satisfechos con esto. Los objetivos que nos propusimos fueron mucho más altos, debido al gran potencial de la marca tanto geográficamente como en términos de nuestros grupos objetivos», precisa Steffen Höpfner, CEO de la entidad.