Los partos intervenidos dejan secuelas físicas, emocionales y mentales en madre y bebé.
Los niños nacidos por cesárea tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, alergias y trastornos como TDHA o TEA. Alteraciones comportamentales y emocionales que se han incrementado notablemente en los últimos años.
Las secuelas que deja en una persona una mala experiencia de nacimiento suelen pasar desapercibidas y no se suelen achacar a la vivencia de su propio parto por una simple cuestión de ignorancia.
En las últimas décadas, junto con el aumento de inducciones y cesáreas, se está asistiendo a un aumento exponencial de la prevalencia de determinados trastornos como los del espectro autista y el déficit de atención e hiperactividad.
Ya empiezan a existir estudios que relacionan dichos trastornos con la falta de oxitocina endógena en el nacimiento, con la vivencia de un parto traumático y con la separación de madre y bebé durante las primeras horas de vida.
La liberación de oxitocina endógena durante el parto forma parte del proceso hormonal a través del cual se crea el vínculo afectivo madre-bebé.
La conocida “hormona del amor” no solo dota al neonato de la confianza y la seguridad de ese vínculo materno filial, sino que permite que se desarrollen áreas cerebrales relacionadas con la empatía, una cualidad que capacita al nuevo ser humano para tener relaciones interpersonales más sanas.
El obstetra francés Leboyer, autor del libro Por un Nacimiento sin Violencia, afirmaba: “Si pudiéramos eliminar todo el sufrimiento de nuestro propio nacimiento, nuestra vida entera habría sido completamente diferente”.
Michel Odent, otro significativo obstetra francés defensor del parto fisiológico, declaraba: “La sensación de peligro estimula el trabajo del neocórtex, inhibiendo el proceso de nacimiento. Una mujer de parto necesita sentirse segura”.
En este contexto, Aixa Laxmi, creadora del Método Laxmi y de la Teoría del Segundo Útero, afirma en su libro El Método Laxmi 9 claves para un parto sin dolor, que la forma en que llegan al mundo la inmensa mayoría de los bebés está dominada por el miedo y la intervención. Según cita Aixa en su libro: “En el propio acto de nacimiento el bebé, ya se siente agredido y en peligro y esto deja una marca de por vida en su cuerpo y en su psique, que condiciona su modo de relacionarse con el mundo y consigo mismo”.
Tal y como explica la creadora del Método Laxmi, se necesitan nacimientos en los que el bebé sienta seguridad y confianza para que se dé algo muy importante para la salud mental del bebé, el apego temprano positivo entre la madre y el hijo. El proceso hormonal por el que pasan ambos hace que la madre se enamore perdidamente del bebé y que se sienta muy poderosa. Ese enamoramiento es importante para la supervivencia y la salud del recién nacido, pues establece un programa en el cerebro de la madre que hace que todo lo que tenga que ver con el cuidado del bebé le resulte deseable y placentero. Por otro lado, la sensación de poder en el parto dota a la madre de la fuerza emocional necesaria para proteger a su cría de cualquier agresión.
Según los estudios de la Dra. Kerstin Uvnäs y el neonatólogo Nils Bergman, en un parto natural, en el que no se interfiere con medicación ni intervenciones y en el que se permite el contacto piel con piel continuado durante las primeras horas de vida del recién nacido, se establece un proceso hormonal regido por la oxitocina endógena, en el que se crean unos circuitos neurológicos en el cerebro del bebé que le ayudarán a tener buena salud mental de por vida, haciendo que sea más resiliente, que tenga una mejor gestión emocional, sintiéndose más seguro de sí mismo. Es importante resaltar que solo existe una oportunidad para que este proceso hormonal y de neurogénesis ocurra de manera sana.
Las intervenciones en el parto, así como la separación de madre y bebé, interfieren negativamente en ese proceso hormonal único. Los circuitos neurológicos que se establecen en este caso están relacionados con el miedo y el estrés, causando que el bebé esté en un estado de alerta o bien de desconexión y esto puede afectarle en su desarrollo posterior, dificultando su aprendizaje y la relación con los demás, pudiendo derivar en enfermedades mentales en la edad adulta.
Una de las misiones del Método Laxmi es preservar el cuidado del parto y nacimiento como ese momento único e irrepetible para cada ser humano, formando a madres, padres y profesionales del acompañamiento a la maternidad y dotándoles diversos recursos corporales y emocionales para evitar intervenciones innecesarias y para darle el mejor nacimiento posible al bebé.
Recoge todo un bagaje de técnicas ancestrales que se unifican en un entrenamiento integral basado en la conciencia corporal, la emoción, la salud física y un trabajo único sobre el útero que reduce su espasticidad.
Ante la necesidad de dar servicio al creciente número de mujeres que desean dar a luz con conciencia, el Método Laxmi abre cada año sus puertas a la Certificación de Profesionales del Método Laxmi. Una formación holística que aborda todas las facetas de la preparación al parto: física, mental, emocional, cognitiva y energética, que confluye con la evidencia científica.
Los profesionales del Método Laxmi forman un grupo interdisciplinar de acompañantes de la maternidad que provienen de diferentes ámbitos, siendo la gran mayoría matronas, también acoge a médicos, psicólogos, entrenadores del ejercicio físico, profesores de yoga, pilates, danza, terapeutas, coaches, etc.
Una oportunidad a una nueva profesión por la que ya han pasado más de 250 profesionales provenientes de 15 países y que abre sus puertas este septiembre a todo el mundo de manera online, añadiendo la posibilidad de acceder a sus clases de forma presencial en Alicante, España.