El impacto que la Inteligencia Artificial (IA) está generando en todos los sectores ha dado lugar a la necesidad de una actuación conjunta por parte de las empresas para desarrollar una IA responsable e inclusiva que integre los aspectos sociales y tenga en cuenta a las personas en el nuevo paradigma tecnológico que se vive en la actualidad.
Esta es una de las conclusiones que se extraen del ‘Decálogo sobre Inteligencia Artificial Responsable e Inclusiva’, fruto de la colaboración de Fundación Seres y everis en el LabS que lleva su nombre, en el que se ha llevado a cabo un análisis de la realidad empresarial sobre el diseño de soluciones tecnológicas que tengan en cuenta la perspectiva social.
Como señala el estudio, en España, los avances en el uso de las técnicas de inteligencia artificial continúan desarrollándose a una gran velocidad dando como resultado una mayor competitividad de las empresas y soluciones sofisticadas, productos innovadores y mejoras sustanciales en el bienestar individual y colectivo.
El documento defiende que el impulso de una Inteligencia Artificial responsable e inclusiva será posible gracias a la creación de un ecosistema de colaboración en el que las compañías, instituciones públicas, universidades y ciudadanía aborden conjuntamente los nuevos retos y oportunidades que la IA representa para la sociedad.
En declaraciones a Europa Press, la subdirectora general de Fundación SERES, Lucila García, ha asegurado que «las empresas han avanzado mucho en materia social en los últimos años. Han visto que para ser una empresa competitiva tienen que generar también impacto social positivo».
«El compromiso social de las compañías no depende del tamaño de las compañías sino de la voluntad para implementar el impacto social en la estrategia de las organizaciones. Los avances de la IA han atraído una creciente preocupación pública sobre las consecuencias en el uso de la Inteligencia Artificial poniendo al sector privado en el punto de mira y reclamando la implementación de sistemas de IA robustos, transparentes y seguros que, a su vez, salvaguarden la correcta defensa de los derechos fundamentales y la supremacía de la autonomía del individuo», ha añadido.
«Creo que es muy relevante poner el acento en cómo el factor tecnológico en las empresas puede aportar al desarrollo de bienes y servicios que aporten soluciones a los grandes retos que afrontamos. En plena 4ª Revolución Industrial no podemos permitirnos dejar a nadie atrás. Resulta crucial abordar las cuestiones éticas que plantea su introducción en las diferentes esferas» ha insistido.
Según García, «trabajar por una IA ética nos parece un punto de partida obligado para las empresas que quieren ser referentes». Por ello, se ha elaborado un decálogo, compuesto por una docena de enunciados, que pueda servir como primera aproximación a un planteamiento de principios éticos interno de cada organización, que guíe sus operaciones y esté en línea con la visión estratégica de la entidad a través de tres grupos de interés: la Sociedad, el Individuo y las Organizaciones.
Desde el punto de vista de la Sociedad, el estudio destaca que la IA tiene «el enorme potencial de fomentar el progreso social y económico» por lo que reconoce la importancia de llevar a cabo una labor de concienciación para impulsar el uso responsable e inclusivo de los sistemas de IA, diseñar una ruta de transformación digital responsable amparada por la normativa vigente y regulación europea y favorecer la inclusión de todos los grupos sociales, en especial el de los más vulnerables.
En cuanto al Individuo, el documento señala que el empleo de una IA responsable e inclusiva «asegura la libertad y autonomía de las personas, características innatas en el ser humano», e insiste en que el correcto desarrollo de las tecnologías «debe asegurar una estricta protección de aquellos datos sensibles cuyo uso inapropiado pueda impactar negativamente en las personas».
Respecto a la Organización, pone de manifiesto los beneficios de desarrollar una IA «sólida y segura» atendiendo a los diferentes riesgos implicados en cada fase del ciclo de vida como posibles malversaciones, ataques y sesgos.
Además, el informe enumera casos prácticos como la Alianza colaborativa entre Google, Facebook, Amazon, IBM y Microsoft anunciada en septiembre del 2016 en IA; la iniciativa independiente OdiseIA y cita a empresas como Tendam, El Corte Inglés, GSK o Meliá Hotels International.
«Se trata de un decálogo común para el uso responsable e inclusivo de la IA en las empresas y que, a través de sus enunciados alineados con las directrices éticas establecidas por la Comisión Europea para una Inteligencia Artificial fiable, marcan una hoja de ruta para el uso responsable de la tecnología», añade la subdirectora de Fundación SERES.
Por ello, los autores del informe insisten en la importancia de diseñar una hoja de ruta que integre un empleo de la IA «responsable e inclusiva en la cultura empresarial y sea escalable trasversalmente en la organización»; además de crear una IA «confiable, transparente, explicable y segura» que pueda ser aceptada por la sociedad, permitiendo la participación conjunta de todos los grupos de interés para potenciar los beneficios y fomentar las oportunidades de futuro que la IA entraña.
IMPACTO SOCIAL POSITIVO
«Hoy nadie duda acerca de que impera la necesidad de implementar una gestión de la IA en las compañías que permita generar un impacto social positivo. Este informe pretende aportar una guía que permita a las compañías comprender mejor y abordar de forma práctica los desafíos sociales asociados a la implementación de la lA, desde el mismo momento del diseño de los productos y servicios. En otras palabras, dibujar un futuro empresarial que asegure la responsabilidad y la inclusión social como ejes sobre los que está vertebrada la tecnología, al servicio y beneficio de la sociedad», ha apostillado García.
Por su parte, el responsable de Data & Intelligence Europe de everis, David Pereira, ha indicado a Europa Press que «en el contexto actual de disrupción tecnológica, la Inteligencia Artificial es posiblemente la tecnología con mayor potencial para reformular cómo desarrollamos las actividades humanas. La dimensión de su impacto supera el concepto de transformación para aproximarnos más acertadamente al de redefinición: en los próximos años, las organizaciones seremos actores destacados en moldear nuevos modelos sociales fuertemente condicionados por el factor tecnológico».
«Más allá de los objetivos de generación de riqueza de toda compañía, ahora se hace si cabe más explícito el de nuestro compromiso con impulsar sociedades más prósperas gracias a la tecnología. La IA plantea una serie de retos que tienen origen en valores éticos y transcienden el ámbito tecnológico: no hay duda de que el impacto creciente en la toma de decisiones automatizadas plantea tantas oportunidades para la generación de valor como interrogantes acerca del modelo a construir para situar al individuo en el centro del progreso tecnológico. Es crucial que seamos capaces de impulsar un desarrollo de la IA que empodere a las comunidades a las que damos servicio como compañías, y que aunando los esfuerzos de los sectores públicos y privado, atienda tanto a una visión socio-económica a largo plazo como a las actividades del día a día de una amplia diversidad de perfiles participantes».
«La IA Ética nos ayuda a definir cómo debemos guiar nuestro comportamiento hacia ese grupo de personas en los que la aplicación de decisiones automatizadas va a tener impacto. Y sobre esta idea debemos impulsar y prevenir determinados comportamientos, buscando generar confianza en la sociedad», ha concluido.