El producto interior bruto (PIB) de la zona euro probablemente registrará una contracción en el tercer trimestre de 2022, después de que la actividad del sector privado de la eurozona haya entrado en julio en terreno recesivo, según el dato preliminar el índice compuesto de gestores de compra (PMI), que ha marcado su peor lectura en 17 meses.
En concreto, el PMI compuesto de la zona euro ha caído en julio hasta los 49,4 puntos desde los 52 del mes anterior, su peor dato desde el final de los confinamiento en 2021 y ya por debajo del umbral de 50 puntos que separa la expansión de la contracción de la actividad de las empresas.
En el caso del sector servicios, el PMI aún muestra una mínima expansión de la actividad, con una lectura de 50,6 puntos, frente a los 53 de junio, aunque es la peor cifra en 15 meses, mientras que el PMI manufacturero ha caído hasta 49,6 enteros desde 52,1, su peor resultado en 25 meses.
«Es previsible que la economía de la zona euro se contraiga en el tercer trimestre, puesto que la actividad empresarial ha caído en territorio de declive en julio y los indicadores a futuro apuntan a que la situación empeorará en los próximos meses», ha advertido Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence.
De hecho, el experto ha recordado que, con excepción de los meses de confinamiento por la pandemia, la contracción de julio es la primera señalada por el índice PMI desde junio de 2013, y ha indicado que la economía se estaría contrayendo a una tasa trimestral de 0,1%.
«Aunque en estos momentos la tasa de declive es tan solo modesta, una marcada pérdida de nuevos pedidos, la reducción de los pedidos aún por realizar y el empeoramiento de las expectativas empresariales apuntan a que cobrará más impulso a medida que avanza el verano», ha advertido.
De este modo, en el sector servicios el impulso a la demanda generado por la reapertura de la economía se ha desvanecido y el crecimiento ahora se encuentra casi paralizado debido al impacto sobre la demanda del creciente coste de la vida y el empeoramiento de las perspectivas.
De su lado, la situación del sector manufacturero «es la más
preocupante», puesto que los productores están señalando que un volumen más débil de lo esperado de las ventas, lo que ha ocasionado un aumento sin precedentes de existencias no vendidas y esto puede llevar a la necesidad de reducir la producción para adaptarse a este entorno de demanda más débil.
Asimismo, Williamson ha señalado la normalización de la política monetaria del BCE en un momento en que el entorno de demanda normalmente invitaría a bajar tipos, advirtiendo de que el alza de los costes de financiación «aumentará inevitablemente los riesgos de recesión».