Otro escollo clave en esta discusión, es la absurda ley post-Brexit para todo transporte del Reino Unido, en la cual un transportista de aquel territorio tiene permitido solamente dos paradas antes de volver a su origen. Esto dificulta claramente la posibilidad de hacer una gira por Europa, a la vez que entrega el monopolio del transporte a las empresas con sede en cualquier país de la Unión. Los británicos ya han bautizado esta ley como cabotage.
La guerra mediática está servida incluso entre los mismos músicos británicos. Entre aquellos pro-Brexit como Roger Daltrey (voz líder en The Who), quien defiende unos ingenuos beneficios a ojos de Sting, Bob Geldof y Colin Greenwood (bajista en Radiohead), quienes por el contrario alegan razones económicas y pérdida de oportunidades de trabajo e intercambio cultural para sus nacionales.
Echando la vista a los trabajadores en nuestros países de la Unión, muchos de esos técnicos de sonido e iluminación en Francia, Alemania, España, o Italia; también sufrirían las consecuencias laborales de unos trámites burocráticos por los que no valdría la pena ir a trabajar al Reino Unido. En definitiva, sin una pronta salida administrativa a este apartado concreto, la perdida es para todos. Artistas y trabajadores de ambos bandos, y sobre todo el público en Europa se vería abocado al no disfrute de la música con acento británico en la Europa continental.