El verano ya ha llegado y las terrazas de la costa se convierten en el mayor aliciente para disfrutar unas merecidas vacaciones, pero no todas pueden ofrecer en sus propuestas alta gastronomía. En San Juan de Alicante, el chef José Antonio Sánchez ha aunado estos dos mágicos componentes.
Cada mañana, el equipo de sala del restaurante Els Vents configura las mesas reservadas para ese día en una de las terrazas más deseadas de la Comunidad Valenciana. Nada extraño hasta aquí, salvo que en esta terraza se sirve un menú degustación de alta gastronomía. Es decir, no es el tradicional espacio con raciones para picar, sino que se cocina para clientes que buscan algo singular.
La experiencia empieza nada más entrar en Finca Villa Antonia, un precioso y protegido edificio del siglo XIX que da la bienvenida. En sus cocinas, el equipo del chef José Antonio Sánchez comienza la jornada muy pronto para supervisar el producto recién llegado del mar que tiene a escasos metros, las verduras de la huerta alicantina y valenciana dan color y una selección de las mejores carnes se atisban en sus cámaras de cristal, que permiten comprobar su frescura. Los sumilleres se afanan en organizar los vinos recién llegados en una bodega con más de 750 referencias de todo el mundo.
La excelencia tiene siempre su premio y el chef alicantino ha sido reconocido en la última edición de la Guía Repsol con su primer «Sol». Este premio es, en sus palabras, “el reconocimiento al trabajo de un equipo y de toda una vida, no es una profesión fácil y menos en estos tiempos, pero la pasión y el reconocimiento de nuestros clientes es realmente lo que nos motiva a seguir trabajando muy duro”.
La primera vez que se cruza la puerta de esta villa histórica sorprende la notable vegetación, que incluye algunos ejemplares que costará volver a ver en dimensión y belleza. Las vistas desde la terraza muestran olivos bimilenarios, bambú de más de tres metros de altura y palmeras gigantes, frutales y todo tipo de flores y aromáticas que el chef cultiva para cocinar.
Ya en la mesa, las creaciones del chef, formado en algunos de los más míticos restaurantes del país, adquieren el compromiso con su pasado y territorio, dibujando una gastronomía muy personal que muestra la esencia de la cocina alicantina, actualizada con platos tan sugerentes como su «pava borracha en guiso de ají, cremosa y fría, jugo de lechuga, remolacha y crema de hueva de mújol», su «ventresca, jamón cream, melón, pieles crujientes, suave las ortiguillas de mar», su creativa «vaca rubia en láminas, hueva de pescadilla, setas de cultivo, yema y colágeno del pez», o el postre creado para los adictos al chocolate «esencia de la Sacher, chocolate, moras, quinoa crujiente y almendra cream«.