Los bancos internacionales contaban con mover a entidades supervisadas a nivel europeo alrededor de 1,2 billones en activos como consecuencia del Brexit, además del negocio que los propios bancos con sede en la UE planean trasladar al territorio comunitario desde el Reino Unido, según ha señalado Andrea Enria, presidente del Consejo de supervisión del Banco Central Europeo (BCE).
«Según sus planes para el Brexit, los bancos internacionales entrantes tenían la intención de mover un total de alrededor de 1,2 billones de euros en activos a instituciones supervisadas a nivel europeo», ha indicado Enria durante un evento organizado por LSESU German Society.
En este sentido, el supervisor bancario europeo ha destacado que muchos bancos importantes han avanzado considerablemente hacia los objetivos de sus modelos operativos objetivo posteriores a la salida del Reino Unido de la UE y acordados con la Supervisión Bancaria del BCE, aunque ha señalado que, hasta el pasado mes de septiembre, las instituciones significativas «aún debían mover alrededor de 810.000 millones de euros en activos del mercado de capitales».
Asimismo, Enria ha advertido de que varios bancos entrantes planean realizar negocios en la UE a través de firmas de inversión que, en el régimen actual, están supervisadas únicamente a nivel nacional y, como tales, fuera del alcance de la supervisión directa del BCE, aunque ha explicado que la nueva legislación sobre firmas de inversión que entrará en vigor en junio mejorará significativamente esta configuración.
«La supervisión bancaria del BCE, siguiendo el modelo de la PRA (el supervisor financiero británico), asumirá pronto la responsabilidad directa de la supervisión prudencial de las firmas de inversión de relevancia sistémica en la región», ha señalado, recordando que el BCE continúa observando los progresos de las entidades en su mudanza a la UE en términos de activos, personal y prácticas de reserva.
Por otro lado, el economista italiano ha subrayado que este enfoque en la deslocalización de actividades y en la eficacia de los controles prudenciales sobre los servicios financieros prestados a los clientes de la UE «sería miope» si no se tuvieran en cuenta las estrechas conexiones que permanecerán entre los sectores bancarios de la UE y el Reino Unido en los próximos años.
«Los reguladores y supervisores se enfrentarían a un rudo despertar si pensaran que un enfoque más territorial podría tener éxito en encajar las actividades financieras y contener los riesgos en sus jurisdicciones nacionales», ha advertido Enria en referencia a la constante innovación en los mercados financieros, las interconexiones y a que los canales de contagio siempre adoptarán nuevas formas.
«El único remedio posible es fortalecer la cooperación de la supervisión a través de las fronteras», ha añadido.