@pacobautista
Steven Paul Jobs tal vez sea el mayor exponente de visionario tecnológico hecho a sí mismo. Un auténtico torbellino inconformista guiado por el impulso obsesivo del éxito empresarial. Creador de la imagen de marca Apple que simboliza el estilo y glamour de la tecnología moderna. Principal accionista individual primero de Pixar y de Walt Disney después. Despedido de su propia empresa y resucitado como mesías redentor, tras lo cual fulminó a los que pusieron en duda su visión. A partir de ahí, un líder tamizado capaz de detectar el talento entre sus empleados y aprovechar esa savia nueva para generar dispositivos que han hecho la vida más agradable a sus clientes.
Jobs fundó Apple en 1976 junto al genio informático Steve Wozniak y el compañero de trabajo en Atari, Ronald Wayne. Literalmente en el garaje de su casa instalaron el primer taller en el que Wozniak ensambló las primeras placas y los proyectos iniciales de máquinas completas. Precisamente, fueron las exigencias de contrato que Woz tenía con Hewlett-Packard las que frustraron sus ansias de construir un ordenador personal para la compañía de Palo Alto y dieron pie a la creación de Apple Computer Company. El primer Apple I con cubierta de madera fue presentado en ferias, tiendas y eventos de electrónica alcanzando la inesperada cifra de 200 ejemplares vendidos. A principios de los años 80, el éxito del modelo Apple II tuvo tal repercusión en ventas que la compañía despegó como un tiro en bolsa. El pelotazo fue tan significativo que Jobs a los 26 años fue considerado como el millonario más joven del gremio. Hasta es requerido para aparecer por primera vez en la portada de la revista Time, donde luego sería un habitual.
A comienzos de 1984, tras el intento fallido que significó Lisa, por fin Jobs consigue implementar en el Macintosh 128K dos avances que había descubierto en una visita a las oficinas de Xerox, la interfaz gráfica y el ratón. Lamentablemente para entonces la espita ya había cedido a la presión. La incesante cadena de desacuerdos con la misma cúpula directiva que él había seleccionado, especialmente con el que fuera su fichaje estrella, el ex CEO de Pepsi, John Sculley, le obligan a salir de la compañía y mal vender casi todas sus acciones. Comienza así un periodo en el que se dedica a innovar en NeXT Computer y se involucra en el sector de la animación cinematográfica al adquirir la creativa productora Pixar. Con su impulso y su habilidad para negociar con Disney, la pequeña factoría se atrevió a dar el paso de los cortos geniales a largometrajes tan brillantes como Toy Story. Sin embargo, el destino le tenía reservada una segunda oportunidad para recuperar su manzana…
El declive en ventas que Apple experimentó tras su salida culminó en una gris gestión de Gilbert Amelio que finalmente se vió abocado a alcanzar un acuerdo para el regreso de Jobs como director interino. La segunda etapa de Steve Jobs en Apple fue providencial, modificando por completo el modelo de negocio gracias al aporte entre otros del imaginativo diseñador Jony Ive. Ambos se confabularon para dar color a los nuevos ordenadores, crearon la innovadora tienda virtual de música iTunes, y lanzaron el innovador reproductor musical iPod, precursor de lo que luego acabaría siendo el iPhone. Y así hasta un total de 323 patentes en menos de dos años.