LVMH y Tiffany tratan de salvar su fusión con una rebaja en el precio que evite los tribunales

Por Redacción

La multinacional francesa del lujo Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH) y la cadena estadounidense de joyerías Tiffany negocian una rebaja en la factura de más de 16.000 millones de dólares (13.523 millones de euros) que debería pagar la compañía gala para adquirir la firma joyera, según lo pactado hace un año por ambas empresas, antes del estallido de la pandemia de Covid-19.

Según diversas fuentes conocedoras de la situación consultadas por ‘Financial Times’, las partes buscan llegar a un nuevo acuerdo respecto del precio de compra de las acciones de Tiffany, fijado inicialmente en 135 dólares por título, pero que podría verse rebajado hasta unos 130 dólares.

En este sentido, la firma estadounidense de joyería habría expresado su disposición a valorar un acuerdo con un nuevo precio por encima de 130 dólares por acción, según señalaron dos personas, mientras que LVMH estaba abierto a discutir tales términos, añadieron otras fuentes.

Según el rotativo, cada dólar de rebaja en el precio de compra por acción permitirá reducir en unos 120 millones de dólares (101 millones de euros) el importe de la operación.

El pasado mes de septiembre, un tribunal de Delaware (Estados Unidos) indicó que el juicio entre la cadena de joyerías y la firma francesa se celebraría en enero de 2021 para resolver la disputa abierta entre las dos compañías, después de que LVMH anunciase que cancelaba la compra de Tiffany, ante lo que esta respondió con una demanda en Estados Unidos por ruptura del contrato de fusión.

En noviembre de 2019, LVMH y Tiffany anunciaron un acuerdo por el que la compañía gala se haría con la propiedad de la cadena estadounidense de joyerías por 16.200 millones de dólares (13.690 millones de euros).

Precisamente este martes, la Comisión Europea ha autorizado la compra de Tiffany por LVMH al concluir que la operación no tendrá un efecto negativo en el espacio económico europeo ni en una parte sustancial del mismo.

A pesar de que la actividad de estas dos marcas de lujo se solapan en el sector de la joyería, el Ejecutivo comunitario considera que la operación no plantea problemas de competencia porque se trata de un mercado en el que ya hay varios proveedores importantes y al que recientemente se han sumado otros competidores.