No hay duda de que el negocio del deporte ha crecido considerablemente en los últimos años. Lo saben bien impulsores como Jaume Roures, fundador de Mediapro, que explica así su evolución: “Se han desarrollado las tendencias apuntadas en la última década del siglo pasado: la masificación del concepto del deporte como una oferta más de ocio y entretenimiento, desde el punto de vista no solo audiovisual, sino también del marketing y del posicionamiento social. También ha habido un crecimiento exponencial a nivel económico. Comparado con aquel entonces, prácticamente han crecido todos los deportes, capitaneados por el fútbol. Creo que el baloncesto ha retrocedido. El baloncesto era el segundo deporte en la década de los 90. Considero que ha dado un retroceso y, además, generalizado por países: España, Italia, Grecia, Turquía, etc. Ahora las ligas de baloncesto son ligas menores”.
Concha Iglesias, socia responsable de Medios, Entretenimiento y Sports de Deloitte, pone énfasis en la relevancia adquirida por los ingresos por televisión. “El deporte, como otras industrias en el mundo, se ha globalizado. Esta globalización ha impactado tanto en el crecimiento y la explotación de acciones de marketing como en el incremento del peso de los contratos televisivos que, sin duda, podría calificarse como el elemento de cambio que ha cobrado mayor importancia desde el año 2000 en adelante. Se ha convertido, especialmente en el fútbol, en la mayor fuente de ingresos de clubes deportivos en casi todas las grandes Ligas europeas (más del 50% de ingresos, a excepción de Alemania y Francia, en la temporada 2017-2018, según ‘Deloitte Annual Review of Football Finance’). A esta globalización, sin duda alguna, ha ayudado el impacto de las redes sociales. Deportistas, clubes y organizaciones deportivas están cada vez más cerca de los aficionados e interactúan de una manera más ágil y rápida”, apunta.
Roures ve positiva esta evolución, aunque piensa que tendría que desarrollarse de manera más adecuada. “Falta una separación clara entre el deporte aficionado (a cargo y responsabilidad de las diferentes federaciones) y el profesional. Por las inversiones que requiere o los riesgos que se corren, no puede estar en manos de entes que no tienen ninguna responsabilidad (hay accionistas que invierten mucho dinero). Esta potenciación o separación de ligas y federaciones no va en detrimento del deporte aficionado; creo que todo lo contrario. A través de convenios, lo que se hace es potenciarlo y darle fondos para evolucionar. No es lógico, ni coherente, tal y como se ve en los resultados, que el que no tiene responsabilidad económica tenga capacidad para influir o determinar la evolución del deporte profesional. Lo único que se consigue son líos ‘políticos’ y pérdidas económicas. Como en todas las cosas, donde hay inversiones, tiene que haber responsabilidad (para lo bueno y para lo malo)”, afirma.
Óscar Arroyo, socio de Financial Advisory de Deloitte, entra más en detalle para explicar por dónde crece el negocio. “Las retransmisiones deportivas han pasado a ser de pago por visión en casi su totalidad. En los últimos años, el modelo de retransmisión está cambiando a plataformas digitales por suscripción, desmarcándose de medios tradicionales que cada vez tienen menor peso. La repercusión del deporte en la población también ha venido creciendo. Ya en 2015, un 53,5 % de la población en España había realizado deporte en el último año, de acuerdo con la encuesta de hábitos deportivos del Consejo Superior de Deportes (CSD). Esto también provoca que, de forma individual, se produzca un mayor gasto en productos o actividades relacionados con el deporte. Antes de la crisis del coronavirus, el sector del fitness también ha mostrado su buena forma con un crecimiento a un gran ritmo en España, como se plasma en las cifras de ventas de cadenas de gimnasios, incrementando su facturación en un 10 % y 16,6 % en 2018 y 2019, respectivamente”, comenta.
Otro aspecto interesante es analizar qué le falta a España para situarse a la altura de las principales potencias europeas en rendimiento deportivo. “Tener una comprensión del papel del deporte dentro de la cultura, de la sociedad y, como en todas las cosas, empezar desde abajo, desde la base. Si la cultura se empieza desde la escuela, habría que hacer lo mismo con el deporte, pero de manera organizada. Eso requiere una claridad política y social sobre los conceptos, además de una inversión económica. No quiere decir que la inversión se tuviera que multiplicar en exceso, sino que hay que estudiarla y hacerla porque es lo que acaba teniendo rendimiento (no solo social, sino también económico)”, argumenta el socio fundador de Mediapro. A lo que Óscar Arroyo añade que “la presencia internacional del deporte profesional español aún se encuentra por debajo de las cifras de otros países. En el caso del fútbol, que aglutina gran parte de los ingresos y atención mediática, los clubes españoles, exceptuando a Real Madrid y FC Barcelona, tienen aún mucho margen de mejora en este sentido. LaLiga, como marca, está haciendo también grandes esfuerzos en este ámbito para tener una presencia internacional similar a la de la Premier League”.
Tampoco se puede pasar por alto la magnitud de los ingresos que los equipos perciben cada temporada a través de diferentes vías. “Los ingresos de clubes, especialmente en fútbol, se han visto incrementados en las dos últimas décadas de forma significativa, especialmente en los últimos cinco años. El principal factor de crecimiento han sido los derechos televisivos, aunque también los ingresos comerciales y de entradas se han incrementado. La facturación por derechos de televisión en los 20 mayores equipos de fútbol europeos ha crecido un 11 % desde 2013, mientras que las actividades comerciales y las ventas de entradas lo han hecho a un ritmo de un 8 % y 4 %, respectivamente (‘Deloitte Football Money League’). En términos similares han crecido los ingresos de otras prácticas deportivas, como es el caso del baloncesto o el motociclismo, con un gran protagonismo de los derechos televisivos y de los patrocinadores. Para la ACB, casi un 40 % de sus ingresos, aproximadamente, proviene de la televisión, mientras que en la temporada 2014-2015 representaban poco más del 20 % de los mismos”, explica Concha Iglesias.
Como es evidente, conviene valorar el antes y el después del ámbito empresarial a raíz de la pandemia internacional del coronavirus. “El panorama estaba ‘bien’, pero el coronavirus, de entrada, ya ha afectado. Dure lo que dure este paréntesis, ya ha comportado pérdidas económicas importantes (entradas, museos, camisetas, merchandising o patrocinios). Todo eso son ingresos que se han perdido y no se pueden recuperar. Por ello, ahora hay este esfuerzo para no perder también la televisión. El tema para definir el futuro es saber cuánto va a durar esta situación. Teóricamente va a durar hasta que haya una vacuna. Si poco a poco nos vamos reincorporando al trabajo, tomando todas las medidas que sean necesarias, el deporte y el fútbol forman parte de ese proceso. Lógicamente, lo primero que hay que garantizar, como en el resto de aspectos de recuperación económica, es que la gente lo pueda hacer con garantías de total seguridad”, apostilla Jaume Roures.
El empresario catalán también lamenta la manera en la que se han disparado las fichas de los deportistas, sobre todo de los futbolistas, con el transcurso del tiempo. “Creo que se ha perdido un poco la conciencia de los límites salariales. Lo que tiene que estar muy bien definido es el tope salarial que tiene que haber en los clubes (de cualquier competición) para que el presupuesto sea razonable. Tiene que haber un máximo. Los salarios no pueden comerse el 70% de los ingresos porque eso crea problemas. Cada deporte y cada club han de tener muy claro lo que eso implica al nivel de implantar los topes”, señala.
Asimismo, Roures no pierde de vista los fichajes astronómicos que, por increíble que parezca, se han instaurado (salvando las distancias) como una cuestión inherente al mercado de traspasos. “Por suerte, yo creo que se va a acabar. No es que los directivos se vuelvan más responsables, sino que no tendrán dinero para malgastar. Eso es bueno económica y socialmente porque estamos dando un ejemplo lamentable como sociedad, tirando el dinero y pagando centenares de millones por fichajes. Los 100 millones ya me parecen unas cantidades descabelladas. Estamos hablando de jugadores de fútbol, no de otra cosa. No es positivo socialmente hablando. Todo se ha ido encareciendo artificialmente. En muchos clubes, no hay responsabilidad económica. Todo esto se tiene que acabar cuanto antes. Si el coronavirus ayuda a que el despilfarro se acabe, como mínimo habrá tenido algo positivo. Continúa habiendo frivolidad porque el despilfarro no está penalizado ni socialmente, ni económicamente”, agrega.
En cuanto a las retransmisiones deportivas, el socio fundador de Mediapro cree firmemente que España se ha situado a la vanguardia en esta disciplina. “De alguna manera, la calidad de las transmisiones durante los últimos años nos ha situado en cabeza. No hay otras Ligas o competiciones de las que podamos envidiar nada. Además, en el caso del fútbol, creo que hemos conseguido darle una imagen de marca. Ese era un reto muy importante porque no es una cosa que antes se tuviera muy en cuenta: solo las televisiones se preocupaban por ello. En los últimos años, se ha conseguido que las Ligas, los clubes y todo el mundo se sienta partícipe de esto. No es solo poner bien las cámaras, sino que influye la colaboración de todo el mundo: jugadores, entrenadores o el ambiente que se crea. Esto es muy importante. Yo creo que no solo lo hemos conseguido, sino que estamos a la vanguardia”, precisa.
No cabe duda que la delicada situación que se está viviendo va a acarrear unas notorias pérdidas económicas. “En el fútbol europeo, las Ligas y la Champions, está entre 7.000 y 7.500 millones de euros. No estamos hablando de tonterías. En LaLiga, alrededor de 600 ó 700 millones que estaría bien no perder porque ya se han perdido tranquilamente 300, los cuales no se van a recuperar. Intentemos no perder más”, asevera Jaume Roures. Aun así, mantiene una postura optimista en lo que hace alusión a la reanudación de las retransmisiones deportivas. “Las estamos reinventando. Estamos cambiando el posicionamiento de cámaras y estamos viendo cómo cubrimos las gradas ‘virtualmente’, cómo hacemos que el audio no suene a hueco (que es cómo suena en estas situaciones), etc. Todo este tipo de cuestiones son con las que estamos trabajando ahora con vistas al momento en el que se puedan retomar los partidos con público. Yo creo que quedará muy bien, dentro de lo que cabe, porque es muy complicado a puerta cerrada”, concluye.