La plataforma online FinorBox quiere acercar más de un centenar de productos gourmet de casi 60 artesanos mediante cestas con maridajes libres de aditivos a consumidores de Cataluña, del territorio español y de más de 20 países en Europa.
“Durante la pandemia, me di cuenta sobre mi misión de vida y reconecté con mis orígenes y con el campo mexicano. Vivo y trabajo en Barcelona desde hace casi 15 años y pensé que había llegado la hora de vincular dos pilares esenciales en mi vida: el campo y la alimentación sana”, afirma Viry Macías, fundadora de FinorBox.
FinorBox nació para crear una experiencia gastronómica “como si el consumidor urbanita estuviera en el campo, librándose de conservantes que eliminan todo el auténtico sabor de los alimentos”, añade Viry.
Sin conservantes ni aditivos
Mantener una dieta sana, a base de productos naturales, está al alcance de todos. Según la consultora especializada en estudios de mercado Nielsen, una de cada cuatro personas sufre algún tipo de alergia o intolerancia alimentaria en España. Sin embargo, según la fundadora de FinorBox, tras obtener resultados negativos en una treintena de pruebas de alergias, ninguna de ellas hace referencia a la alergia debido a los aditivos. “Nos dimos cuenta junto con mi pareja que éramos alérgicos e intolerantes alimentarios sin saberlo y solo lo descubrimos hace 3-4 años: con brotes de ardores, picores e irrupciones en la piel que surgían media hora después de comer, además de tener piel atópica e hipersensible”, afirma Viry. “Lo más frustrante es que no existe una prueba en el mercado que detecte las alergias a los aditivos porque se trata de detectar casi 400 aditivos alimentarios a la vez”, añade.
Consciencia alimentaria y hábitos alimenticios
Desde FinorBox, los fundadores observaron que existían pocas opciones de cestas adaptadas a consumidores preocupados por la calidad de los ingredientes o interesados por la historia detrás de productos con sabores auténticos. “Creemos que hay mucho por hacer en materia de educación alimentaria: sería interesante enseñar a catar un producto específico con una combinación de maridaje de otros productos que permitan crear una experiencia gastronómica explosiva para el paladar”, confiesa Viry.
“La mayoría de la gente opta por no degustar productos artesanales porque les cuesta encontrar una propuesta que cumpla con sus necesidades o ellos se limitan a ver el precio, que suele ser más elevado que el del supermercado. Sin embargo, comer un producto artesanal supone valorar la calidad, la aportación nutricional saludable y el apoyo social al productor local”, sostiene Viry.
Algunos de los maestros artesanos que colaboran con FinorBox han rescatado procesos utilizados hace 500 años y la gran mayoría ha adaptado su oferta a las necesidades de consumidores vegetarianos, veganos, celíacos, diabéticos o con gustos personalizados.
Estacionalidad de la oferta
La propuesta de FinorBox ha supuesto una nueva alternativa digital para abrir nuevos mercados más allá de los mercadillos y ferias locales. A la vez, cada surtido se adapta a la disponibilidad del producto según la estación del año, para así influir en los hábitos alimenticios.
“Se trata de comer un producto artesano, resultante de un largo proceso de elaboración, de vez en cuando, en vez de comerlo cada semana”, sugiere la fundadora de FinorBox. “Imagínate si comieras fresas todo el año cuando en realidad sabemos que está disponible de forma natural por un tiempo limitado… Hay que saber disfrutar de la espera. Comer no solo se ha convertido en un acto de consumo, sino también en un acto de activismo alimentario”, afirma Viry.