La compra de acciones propias como estrategia de inversión empresarial

Por Remitido

La compra de acciones propias es una buena alternativa a tener en cuenta cuando una empresa requiere un elevado flujo de caja. Este proceso consiste en la adquisición de los propios títulos por parte de la misma sociedad anónima.

Para expertos y analistas como los de Infinex Holding, esta inversión empresas es el paso más acertado para incrementar el valor de la propia compañía. Dependiendo de los escenarios, los beneficios podrían ser considerables.

Razones para optar por la compra de acciones propias

Una de las principales razones para acceder a la compra de acciones propias es la necesidad de reinvertir en un propio negocio ante un contexto en el que la empresa en cuestión está generando mucho flujo de caja, además de haber agotado todas las opciones de gastar o invertir dicho dinero.

Usualmente, el precio de las acciones tiende a subir cuando aumenta el número de compradores. Por lo tanto, el hecho de comprar acciones propias puede ayudar a incrementar los beneficios de todas las acciones vendidas a otros accionistas.

Otro de los motivos que lleva a realizar esta inversión es que, con ella, se ayuda a demostrar el atractivo de las acciones de la compañía. Al comprar las acciones de la propia empresa, se transmite cierta confianza al mercado, mostrando a los potenciales accionistas que adquirir sus acciones podría suponer una gran inversión.

¿Quién gana en la compra de acciones propias?

Una buena gestión de la compra de acciones propias, siguiendo las legislaciones de cada país y las recomendaciones específicas para cada empresa, puede acarrear grandes beneficios para los accionistas.

En la compra de acciones propias, se logra la devolución de parte del flujo de caja a accionistas. Pero, además de eso, aportará ciertas ventajas a nivel fiscal. Esto se debe a que los accionistas pagarían impuestos sobre ganancias de capital, en lugar de sobre los ingresos. En este sentido, si el mencionado primeramente es más bajo que el segundo, los accionistas terminarían recibiendo más dinero a sus arcas.

Por otro lado, la propia empresa podría subir los beneficios por acción. Tras la compra de acciones propias, habrá menos acciones en manos de los inversores, esto se traduce en que los beneficios de la empresa se dividen entre menos accionistas.

A pesar de ser un buen recurso para muchas compañías, la compra de acciones propias debe hacerse teniendo en cuenta todas las características de la compañía, el estado en el que se encuentra y el contexto del mercado. Para ello, se recomienda contar con la asesoría de expertos como los de Infinex, cuya filosofía se basa en combinar las técnicas de inversión con las últimas tecnologías para ofrecer las mejores opciones a las compañías. Tras su amplia trayectoria, ya son muchos los negocios que han incrementado su patrimonio.