Durante veinte minutos, Chanel viajó al pasado para revivir los desfiles de los noventa en París, cuando las modelos eran adoradas desde una pasarela elevada a cuyos pies se agolpaban los fotógrafos. Un espectáculo a juego con la colección, llena de lentejuelas, bañadores, bikinis y minifaldas de colores.
Chanel ha tenido que cambiar su escenario habitual por las obras de restauración del Grand Palais, el famoso edificio de techo acristalado que abre la avenida de los Campos Elíseos, y mientras tanto ha instalado sus desfiles en un palacio efímero junto a la Torre Eiffel.