La Seguridad Social registró un saldo negativo de 2.903,2 millones de euros en los siete primeros meses del año, el equivalente el 0,24% del PIB, según los datos publicados este viernes por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Esta cifra es la diferencia entre unos ingresos por valor de 100.799,7 millones de euros, que suben un 3,07% interanual, y unos gastos por importe de 103.702,9 millones, cifra un 0,7% superior a la del mismo periodo del año pasado.
Del volumen total de ingresos, el 92% corresponde a las entidades gestoras y servicios comunes de la Seguridad Social, y el 8% restante, a las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social. En cuanto a los gastos, el 89,08% ha sido reconocido por las entidades gestoras y el 10,92%, por las mutuas.
En términos de caja, la recaudación líquida del sistema alcanzó los 95.818,8 millones de euros en los siete primeros meses del año, lo que representa un incremento del 0,9% interanual. Por su parte, los pagos arrojan un aumento del 0,7%, hasta un total de 103.568,6 millones de euros.
Los ingresos por cotizaciones subieron un 7,7% entre enero y julio, hasta los 74.384,6 millones de euros, tras aumentar la recaudación por cotizaciones de los ocupados un 9,2% (con 5.850 millones de euros más) y descender las cotizaciones de los desempleados un 8,4% (casi 486 millones de euros menos que en el mismo periodo de 2020).
El Ministerio explica que los ingresos por cotizaciones de los ocupados todavía están afectados por las distintas medidas que el Gobierno ha puesto en marcha para hacer frente a la pandemia, como las exoneraciones de cuotas de los trabajadores en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que, hasta el 31 de julio, han supuesto ingresar 1.204,1 millones de euros menos, así como las exenciones en las cotizaciones de autónomos perceptores de prestaciones extraordinarias.