La solvencia de los bancos de la zona euro se situaría en el escenario más pesimista en el 9,9% en tres años, lo que representa un consumo de capital de 5,2 puntos porcentuales desde la capitalización CET1 promedio del 15,1% en 2020, según las pruebas a las que el Banco Central Europeo ha sometido a 89 entidades de la región, incluyendo 38 grandes instituciones examinadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y otras 51 de tamaño medio.
El desglose del consumo medio de capital total de 5,2 puntos porcentuales muestra que para los 38 bancos incluidos en la prueba de la EBA, la ratio media de CET1 caería 5 puntos porcentuales, desde el 14,7% hasta el 9,7%, mientras que para las 51 entidades de tamaño medio sometidas únicamente a la prueba del BCE la disminución media del capital sería de 6,8 puntos porcentuales, hasta el 11,3%, desde un punto de partida del 18,1%.
En general, el BCE ha destacado que al comienzo del ejercicio planteado en 2021, los bancos de la zona euro se encontraban en mejor situación que hace tres años, aunque ha reconocido que la disminución del capital en el conjunto del sistema sería mayor que la observada en las pruebas de esfuerzo de 2018, algo que el supervisor bancario atribuye a que el escenario utilizado esta vez ha sido más severo.
«El motivo principal de esta diferencia en la caída del capital en el escenario adverso es que las entidades de tamaño medio se ven más afectadas por el descenso del margen de intermediación, de los ingresos netos por comisiones y de los ingresos de la cartera de negociación en el horizonte de tres años», explicó el BCE.
FACTORES DE CONSUMO DE CAPITAL.
Los resultados del examen señalan como primer factor determinante de la disminución del capital al riesgo de crédito, dado que la perturbación económica en el escenario adverso provocaría pérdidas crediticias.
Para un grupo de bancos, el segundo factor más importante de la disminución del capital sería el riesgo de mercado, pues muchos productos financieros tendrían que ser vueltos a valorar íntegramente. Esto afectaría a las grandes entidades de crédito en particular, ya que están más expuestas a perturbaciones en los diferenciales de crédito y en la renta variable, apunta el BCE.
El tercer factor más importante, según la institución, sería la limitada capacidad para generar ingresos en condiciones económicas adversas, pues en el escenario adverso las entidades sufrirían una reducción significativa de su margen de intermediación, de sus ingresos de la cartera de negociación y de sus ingresos netos por comisiones.
La semana pasada, el BCE decidió no extender de nuevo la recomendación de limitar los dividendos bancarios, lo que será efectivo a partir del próximo octubre, aunque los bancos seguirán bajo supervisión de la institución, que advirtió de que tendrá en cuenta los resultados de los test de estrés a la hora de valorar los planes de distribución de dividendos de los bancos, así como las prácticas de riesgo crediticio de las entidades y cómo podrían afectar a la credibilidad de su trayectoria de capital.
De esta manera, las autoridades del BCE valorarán el capital y los planes de distribución de cada banco de forma individualizada como parte de su proceso supervisor habitual.
El instituto emisor indicó que los supervisores han examinado el riesgo de crédito de los bancos durante la pandemia y, como consecuencia de eso, es «apropiado» reinstaurar las prácticas que se venían dando antes de la pandemia de discutir los planes de remuneración al accionista de forma individualizada.
En todo caso, la entidad enfatizó que los bancos «deberían seguir siendo prudentes» a la hora de decidir el volumen de sus dividendos y programas de recompra de acciones, considerando «con cuidado» sus modelos de negocio.