En momentos de estrés intenso, los seres humanos pueden experimentar una respuesta de congelación funcional, también conocida como parálisis. Se trata de un mecanismo automático de supervivencia menos conocido que otras acciones, como el “modo de lucha o huida”, que se han popularizado para referirse al estado de activación simpática.
En general, a diferencia de la respuesta de lucha o huida que prepara al cuerpo para actuar, el congelamiento funcional es un estado «de apagado» en el que puede entrar el sistema nervioso cuando un individuo se encuentra abrumado por el trauma, el estrés o por no haber podido procesar emociones intensas. En los casos donde se vuelve crónico, puede llegar a afectar la calidad de vida de forma significativa.
Desde Sentirme Mejor explican en qué consiste el congelamiento funcional y qué alternativas prácticas pueden resultar útiles para gestionar o salir de la respuesta de congelación. Este centro destaca por ofrecer cursos y servicios de coaching que contribuyen al bienestar de las empresas y particulares.
¿Qué es y cómo identificar la congelación funcional?
Según expertos, el congelamiento funcional es una forma de reaccionar del cerebro ante situaciones de amenazas. A diferencia de la respuesta de lucha o huida, esta acción hace sentir a los individuos atrapados, entumecidos y desconectados.
En momentos percibidos como abrumadores, este estado «de apagado» se activa cuando el sistema nervioso simpático no consigue una salida viable. En ese sentido, el organismo entra en un estado de parálisis que puede ser físico, mental o ambos.
A nivel físico, el cuerpo puede entrar en estado de rigidez, donde los movimientos se detienen y la respiración y el ritmo cardíaco se desaceleran. La fatiga crónica también es un síntoma habitual en estos casos.
Asimismo, las personas pueden experimentar un bloqueo mental, con dificultad para concentrarse, junto con una falta de motivación y emociones suspendidas. Por lo tanto, la toma de decisiones se puede ver afectada considerablemente.
En este contexto, la parálisis funcional no se limita solo a amenazas físicas directas, dado que también puede ocurrir en situaciones cotidianas como, por ejemplo, en exámenes, entrevistas de trabajo o a la hora de ejecutar decisiones relevantes. Por otra parte, los individuos que han experimentado eventos traumáticos, pueden desarrollar un sistema nervioso desregulado y propenso a caer en estados de parálisis con mayor frecuencia.
¿Cómo salir del congelamiento funcional?
Alex Hick, experto en gestión de estrés y fundador de Sentirme Mejor, explica que superar la respuesta de congelación no es un proceso inmediato. Sin embargo, existen numerosas acciones que pueden contribuir a gestionar estos episodios y salir del bloqueo de una forma más fácil.
Una acción principal es reconectar con el cuerpo, ya que generalmente en situaciones que sobrepasan, las personas tienden a huir del mismo y refugiarse en su mente. Devolver la atención a las sensaciones corporales con la práctica de Mindfulness resulta clave en estos momentos.
A su vez, los ejercicios somáticos como el apretón de brazos y piernas o el golpeteo corporal pueden activar los nervios aferentes y contribuir a traer a la conciencia al momento presente. Asimismo, la respiración profunda y lenta es capaz de ayudar a calmar la mente y disminuir la sensación de bloqueo.
Finalmente, el movimiento físico constituye otra recomendación clave. El estirar, bailar o mover el cuerpo puede desbloquear tanto la parálisis funcional como la mental, y colaborar de forma notable en el proceso de salir de la respuesta de congelación.