El ex primer ministro italiano Mario Draghi ha advertido este lunes de que la Unión Europea necesitará un aumento «masivo» de las inversiones para digitalizar y descarbonizar la economía y aumentar su capacidad de defensa, lo que supondrá un esfuerzo de 800.000 millones al año –unos 5 puntos porcentuales del PIB–, hasta alcanzar niveles de los años 60 y 70, si quiere mantener su competitividad frente a rivales como China o Estados Unidos.
«La única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente», señala el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) en el informe sobre competitividad de la UE que le encargó hace un año la propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y que han presentado juntos este lunes en rueda de prensa.
Para ejemplificar lo titánico del hueco que debe rellenar la UE, Draghi ha recordado que las inversiones suplementarias del Plan Marshall entre 1948 y 1951 representaron anualmente en torno al 1-2% del PIB e incluye en su informe simulaciones de la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que evalúan si un aumento «tan masivo» de la inversión es macroeconómicamente sostenible y cómo puede Europa desbloquear una partida de esta envergadura.
Los resultados de estos simulacros sugieren que el impulso inversor puede llevarse a cabo sin que la economía sufra restricciones de oferta, y que la movilización de la financiación privada será fundamental a este respecto, aunque deberá apoyarse también en un incremento de la inversión pública.
«Pedí este informe para afrontar los retos económicos a los que nos enfrentamos en casa y alcanzar una posición más fuerte en un mundo de dura competencia económica. Desde entonces, el tema incluso ha cobrado impulso y ahora existe un amplio consenso en que debe ocupar un lugar prioritario en nuestra agenda y en el centro de nuestra acción», ha apuntado Von der Leyen.
El documento, que analiza los principales retos que afrontará la UE en los próximos años, también urge a culminar la Unión de los Mercados de Capitales; a alinear las políticas industrial, de competencia y comercial, a atender unas necesidades de inversión «inéditas» en medio siglo y a ahondar en la coordinación de la regulación y la eliminación de las barreras administrativas.
«Se trata de una cuestión existencial», ha señalado Draghi, quien ha destacado la importancia del crecimiento económico y de hacer de Europa un lugar en el que las tecnologías limpias puedan «florecer», para lograr su «supervivencia» frente a la «lenta agonía» que vive el continente, con un poder adquisitivo cada vez más bajo y con una «gran disminución de población».
FINANCIACIÓN DE PROYECTOS COMUNES
En lo que respecta a la financiación de proyectos de interés común europeo, el ‘informe Draghi’ advierte de que para maximizar la productividad será necesaria cierta financiación conjunta para invertir en bienes públicos europeos clave, como la innovación, el gasto en defensa o las redes transfronterizas, que «quedarán desabastecidos sin una acción común».
Por otro lado, Draghi ha apuntado que para que los Estados miembro converjan más estrechamente en sus políticas se necesitarán tanto regulación como incentivos, que también requerirán de financiación común. Sin embargo, el informe añade que si la estrategia no se aplica plenamente y el crecimiento de la productividad no repunta, «puede ser necesaria una mayor emisión de deuda pública para que la financiación de las transiciones sea una propuesta más realista».
Al respecto, Von der Leyen ha abogado por «estudiar la voluntad política» para definir los proyectos de interés común europeo y definir cómo financiarán: a través de contribuciones nacionales o de nuevos recursos propios, al tiempo que ha recordado que «la propuesta de la Comisión está ahora en manos de los Veintisiete».