Un jamón ibérico se define y se diferencia de otros por la raza del animal, el lugar donde se ha criado y el tipo de alimentación que ha tenido. A estos tres aspectos hay que añadirle otro fundamental: el proceso de elaboración.
El paso de Biencriado a Biencurado requiere de tiempo y dedicación. En el caso de nuestras paletas el período estimado es de 24 a 36 meses, y en el de los jamones, de 36 a 48 meses. Es un largo proceso que consta de varias fases en las que todo está rigurosamente controlado y nada se deja a la improvisación.
La salazón y la curación del jamón es un arte muy antiguo, pero tiene que ser muy preciso para que el producto salga bueno. Son muchas las variables que pueden hacer que el producto, cuidado con mimo desde la crianza del animal, no esté bueno por no haber realizado un proceso de salazón y curación adecuado.
En Finca Roncales contamos con una dilatada experiencia en este tipo de procesos, contando con los mejores colaboradores desde hace tiempo. La calidad y el sabor de nuestros productos nos avalan, el que lo prueba, repite y esa es la mayor garantía de éxito para nuestra firma.