La Plaza del Álamo es uno de los lugares más tradicionales de Pedraza, Segovia. Su encanto radica en el interés de sus habitantes por conservar las calles y lugares que en el pasado fueron importantes y que hoy en día constituyen el pilar de la identidad arquitectónica del lugar.
Este espacio urbano público, además, mantiene su antigua vocación como mercado y punto de encuentro, albergando en la actualidad restaurantes y bares que luchan por conservar la tradición. Tal es el caso del restaurante La Olma de Pedraza, un establecimiento que rescata la costumbre de las meriendas memorables y las cenas de reunión, gracias a su oferta de platos típicos y la introducción de nuevos insumos como en el caso del agua KANGEN.
Experiencia y buena comida en un mismo lugar
La Olma es un restaurante que se encarga de divulgar lo mejor de la comida castellana, ofreciendo a sus visitantes una experiencia inolvidable en cualquiera de sus comedores o terrazas. En su carta, es posible encontrar varias de las delicias típicas de Segovia como el cochinillo asado, las croquetas de jamón y setas, el lechazo, pollo y gallo Sanchonuño, morcilla de Cantimpalos, y el cochifrito y el pichón, entre otras.
Todos estos platos se preparan con productos de proximidad (km0) e ingredientes frescos propios de la región, y siguen las recetas típicas de la Plaza del Álamo, respetando las preparaciones que por siglos han sorprendido a locales y extranjeros.
Agua para la preparación de alimentos
Haciendo honor a su compromiso con la tradición y la calidad, el restaurante La Olma de Pedraza ha decidido implementar tanto en la cocina como en el establecimiento en general el uso de agua KANGEN que proporciona confianza a los comensales y magnifica el sabor de sus comidas. Se trata de un tipo de agua de alta pureza que en restauración es utilizada con un pH de 9.0, capaz de potenciar su hidratación y obtener el máximo partido de los alimentos.
El agua KANGEN también se caracteriza por sus altos niveles antioxidantes, su balance alcalino y su microestruturación, que maximiza de forma sustancial el sabor de los alimentos, minimiza la cantidad de sal y disminuye considerablemente su tiempo de cocción. Con este nuevo sistema, La Olma espera continuar con su legado de buena gastronomía, llevando la cocina castellana al siguiente nivel.