La Junta de Andalucía ya tiene sobre la mesa el proyecto de ampliación del dominio esquiable de la estación de Sierra Nevada. Tiene algunos puntos en común con muchas de las grandes ideas y propuestas sobre por dónde debería expandirse el complejo penibético. Contiene teleférico, pistas por la zona del Caballo, el Valle de San Juan, carreteras mejoradas…
Pero poco o nada tiene que ver con complejos hoteleros, líneas kilométricas de cable aéreo desde la capital o pueblos cercanos, ni de enormes infraestructuras de comunicación, pero que sí aparejaría la apertura del capital de Cetursa a la inversión privada. “No se va a hacer nada contra el Parque Nacional, ni va a haber una sola vivienda nueva”, afirma su impulsor, el doctor en arquitectura, urbanista, y profesor de esquí ligado desde hace casi 50 años en negocios de clases de esquí en Sierra Nevada, Justo Uslé.
El plan propuesto, y que el ente autonómico ya tiene en su poder, supone una nueva visión hacia la expansión del dominio esquiable de Sierra Nevada. La idea gira, de entrada, en ganar espacio de aparcamiento y mejorar las carreteras de acceso; para después ampliar las pistas de la estación en tres puntos diferentes, de menor a mayor dificultad, con el objetivo de duplicar la presencia de esquiadores cada día (hasta los 33.000), y desatorar una urbanización al borde del colapso.
Accesos
Para este arquitecto es imperativa la mejora de los accesos, que conllevaría la mayor inversión pública por parte de las Administraciones. La idea presentada de forma sucinta es, de un lado, peatonalizar gran parte de la urbanización y crear un nuevo aparcamiento de 5.500 plazas en el lugar que ahora ocupa la zona para no esquiadores del Mirlo Blanco.
De otro, adaptar la A-4025, la antigua carretera, para un mayor flujo de tráfico; y desdoblar el actual acceso de la estación entre los kilómetros 15 al 23, es decir, entre el tramo de la cantera del barranco de Las Víboras hasta el cruce del centro de interpretación del Dornajo.
El otro punto a mejorar es la bifurcación en el kilómetro 30, el de la rotonda de entrada a la estación, donde se mejoraría la señalización y desde donde partiría un desvío hacia el nuevo aparcamiento de la Fuente del Mirlo. “Son obras de infraestructura costosas, pero es la vida que va a tener Sierra Nevada el día de mañana”, se sincera Uslé.
Ampliación del dominio
Toda esta inversión pública iría acompañada de otra privada, y en la que este arquitecto afirma estar trabajando para atraer. Es la que estaría interesada en ampliar el dominio esquiable, y que la propuesta fija en tres zonas: Montebajo, Valle de San Juan, y el Tozal del Cartujo.
Una de ella “inmediata” y que sería más fácil de realizar al encontrarse fuera de los dominios del Parque Nacional, el “gran corsé” de la estación, iría en Montebajo en un espacio de unas 200 hectáreas, a la derecha del final del telesilla Antonio Jara, y que acogería a unas 3.000 personas.
Las otras dos zonas de ampliación tendrían la gran problemática de los límites del Parque Nacional, y que ya obligaron a modificar la pista del Águila al pasar por terrenos protegidos del Valle de San Juan, algo “ridículo” para Uslé. Precisamente en este barranco es donde se proyectó la estación de esquí primigenia hace más de 50 años, por eso el estudio propone ocupar 350 hectáreas de una zona que concentra los mayores espesores de nieve, y en donde más tiempo se conserva. La capacidad aquí sería de 5.000 esquiadores.
La más complicada sería la expansión por el Tozal del Cartujo, a 3.104 metros de altitud, ya en la zona del Cerro del Caballo. Lo más llamativo de la propuesta son los accesos al lugar, que romperían con la idea de levantar un remonte desde Lanjarón o Nigüelas, y de construir en pleno Parque Nacional.
El plan que tiene en su poder la Junta de Andalucía, pero que desarrollaría el capital privado, contempla la construcción de un funicular desde la estación hasta una zona cercana a la Laguna de las Yeguas, desde donde se haría una especie de intercambiador en el que los usuarios cogerían un telecabina hacia el Cartujo, desde donde se expandiría una zona casi virgen, que no requerirá más que la construcción de la pilonas y quizás algún remonte más pequeño, según desvela el autor del proyecto a esta redacción.
El funicular que propone instalar Justo Uslé es el mismo que ya funciona en la localidad austriaca de Mayrhofen, y que remonta en góndolas de 160 ocupantes, un desnivel de más de mil metros hasta la estación de Ahorn. Se trata del modelo 160-ATW Ahornbahn, que marcha a una velocidad de 10 metros por segundo y que transportaría a 2.000 personas a la hora.
Acceder a esta zona de nuevas pistas para esquiar tendría un aliciente nuevo: la diferenciación. De un lado quedaría la estación actual, “que ha dado unos resultados magníficos para los principiantes porque son pistas muy suaves, los telesillas son lentos, y está muy bien dotada”, afirma Uslé; y de otro el nuevo espacio, con pistas de mayor dificultad para darse “la esquiada del siglo”.
“El cliente bueno, el que deja dinero quiere desnivel, y se ha ido a Baqueira, Austria y a Francia”. El parking de la Fuente del Mirlo serviría para derivar a los esquiadores, ya que desde él partiría el funicular y también tendría cerca el telecabina de Borreguiles. Todo esto en una actuación que en los cálculos de este estudio tan sólo ocuparía un 1,7% del Parque Nacional de Sierra Nevada.
“El mensaje es: la ampliación del dominio esquiable no conlleva construcción, conlleva un tratamiento del parque para disfrute social, con una base de tecnología de remontes lo más avanzada posible para evitar telesillas y teleféricos, y para lograrlo se necesita la colaboración de la Administración para mejorar los accesos actuales, quitándonos de la cabeza soluciones siderales de Nigüelas y otras. Y si no hay capital privado, olvídate”, resume Uslé, quien cree que en cinco años podría estar en funcionamiento “al menos una primera fase”.
Para ello necesita una “Administración dinámica y dar licencias exprés, como está diciendo Pablo Casado y Daniel Lacalle, su economista de cabecera”. Y acaba sentenciando: “La consejera dijo de crear un plan director. Llevo 45 años en Sierra Nevada y conozco aquello. El plan director es este”.
El Parque Nacional, los límites y los ecologistas
El arquitecto Justo Uslé tiene experiencia en muchas estaciones internacionales. Afirma rotundo que los límites del Parque Nacional se pueden modificar, tal y como sucedió en los dominios esquiables de los Alpes italianos, franceses y austriacos: “Ahí se han sentado a trabajar los ecologistas, los conservadores, los de las estaciones, los arquitectos, y los ingenieros, para que se dañen lo menos posible los parques. Y se ha hecho”. Pone el mismo caso que en la Alta Saboya. “Sólo en la parte alta, hay 23 estaciones de esquí. Valles enlazados unos con otros. He trabajado tres años en Courchevel y veíamos toda la naturaleza del Parque Nacional”. Uslé, quien cree que el punto débil de su propuesta es que se imponga “la conservación máxima de los ecologistas”, sacó a relucir también un estudio de la Universidad de Granada que mide el impacto de las máquinas pisanieves sobre la superficie del suelo. “Sólo tienen efecto en una profundidad de 15 centímetros y a las plantas no les pasa nada”, afirma el arquitecto, quien no niega que para las pilonas del telecabina al Tozal del Cartujo hay que hacer obra. “Pero cada una sería un 3×3. ¿No compensa que puedan subir las familias y ver todo el Parque Nacional como se ve desde ahí? Es maravilloso”, ensueña el impulsor de la idea, quien estima que su ampliación solo supondría invadir un 1,7% de todo el Parque Nacional de Sierra Nevada.