Con las últimas tecnologías en traumotología regenerativa, los tejidos dañados o envejecidos curan como si de una persona joven se tratara aumentando la esperanza y calidad de vida activa
Si hace ya tiempo que no se puede disfrutar de una partida de golf o pádel, salir a pasear o bailar con la pareja, disfrutar de la familia jugando con los más pequeños de la casa o hacer algo tan sencillo como subir o bajar unas escaleras, se está en un punto en el que la artrosis – que provoca dolor, rigidez e incapacidad funcional-, posibles lesiones o fracturas están arrebatando a las personas la calidad de vida.
La buena noticia, explica Luis Gallego, es que “los últimos avances en medicina deportiva, que se utilizan como tratamiento a deportistas de élite, están al alcance de pacientes no tan jóvenes que quieren seguir llevando una vida activa sin renunciar a ella por el deterioro de sus articulaciones”.
El veterano cirujano ortopédico en traumatología no solo trata a deportistas profesionales que necesitan recuperarse de sus lesiones en el menor tiempo posible, sino también a pacientes con fracturas que tienen dificultad de consolidar y, sobre todo, personas con problemas muy frecuentes como artrosis de rodilla, cadera o tendinitis en hombros o codos.
Traumatología regenerativa
Tradicionalmente, explica Gallego, los traumatólogos operaban o inmovilizaban las lesiones para restaurar únicamente la biomecánica, confiando en que la madre naturaleza y la suerte hiciesen el resto y, mejor o peor, el hueso consolidara o el tendón cicatrizara sobre el metal o la sutura, o dentro del yeso. Pero ya le enseñaron sus viejos maestros “que la curación no puede ser impuesta, sino que debe ser cultivada”.
Es ahí donde entra en escena la medicina regenerativa, que es la parte que se ocupa de potenciar la capacidad que tiene el cuerpo para restaurar o hacer crecer de nuevo una parte del mismo que ha sido dañada por un accidente o por envejecimiento. Como herramienta fundamental, apunta el doctor, “tenemos la ortobiología que, dentro de la traumatología regenerativa, es la parte que se ocupa de restaurar la vitalidad del tejido músculo-esquelético: huesos, articulaciones, tendones, músculos, ligamentos y hasta vasos y nervios, potenciando la capacidad de curación natural del cuerpo”.
La capacidad de curación de un niño o persona muy joven es mucho mayor que la de un anciano, ya que esta se va perdiendo con los años. Para estimular el potencial regenerativo de los tejidos, aduce Gallego, “empleamos técnicas tanto de medicina como de cirugía con implante de células madre, tejidos, biomateriales y moléculas como los factores de crecimiento y las citoquinas que hacen que los tejidos curen con más facilidad, haciendo que esos tejidos envejecidos curen como si fuera una persona joven”.
¿El envejecimiento como enfermedad?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene la intención de incluir la vejez como una enfermedad en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE) en su undécima edición, que debería publicarse en enero de 2022. Polémicas aparte por esta decisión, el lado positivo es que muchos tratamientos, por ejemplo, como la Meformina (un antidiabético), que también sirve para prevenir el envejecimiento, se podrá prescribir con el fin de prolongar la juventud y la vitalidad.
A pesar de la estigmatización, la vejez “ya tiene tratamiento”, con técnicas de última generación que evitan el envejecimiento del cuerpo y aumentan la capacidad funcional provocando un cambio de paradigma en esa mirada hacia la tercera edad.
Gracias a la ortobiología, enfatiza Gallego, “podemos disminuir la necesidad de tomar medicinas para el dolor y la inflamación (antiinflamatorios como el Ibuprofeno, el Diclofenaco o derivados de la Morfina) que tienen efectos perjudiciales para la salud”. Lo que implica que no solo sirve para retrasar o evitar una cirugía, sino que también se utiliza para complementarla: “Junto con cirugías mínimamente invasivas como la artroscopia se utiliza medicina regenerativa para mejorar los resultados de la misma de forma espectacular”.
Estos tratamientos son eficaces y muy seguros, ya que, “al utilizar el material biológico que obtenemos del propio paciente y volvérselo a implantar o inyectar tras procesarlo para potenciar su capacidad de curación, el riesgo de rechazo y de presentar efectos adversos es mínimo”.
En esa línea, factores de crecimiento y citoquinas, células madre o biomateriales, se comprenden mejor con una analogía: “El jardinero es el que planta semillas (que serían las células madre) y las riega (el agua y al abono serían los factores de crecimiento y las citoquinas) para que la planta de tu cuerpo brote y florezca. De esta manera, los traumatólogos estamos pasando de ser mecánicos a ser jardineros”.
¿Se puede prevenir?
Los últimos estudios realizados muestran que, para tener unos huesos y articulaciones saludables, es muy aconsejable la actividad moderada para prevenir o mejorar el estado físico, con movimiento y poco impacto, algo que redundará en todo el organismo. “La natación o el yoga, junto con ejercicios de fuerza, serán de los ejercicios más beneficiosos, con los que conseguiremos un incremento de la densidad ósea, previniendo la osteoporosis, al igual que de la masa muscular, con el consiguiente aumento del metabolismo basal y del consumo de calorías en reposo, lo que previene la obesidad”.
Además, se deben combinar los ejercicios de fuerza y de equilibrio con un entrenamiento cardiovascular, “algunos de sus beneficios son la eliminación de grasa (una hora de carrera supone aproximadamente un gasto de 750 calorías en un varón medio y de 600 para una mujer). Mejora, además, la eficiencia en el transporte de oxígeno a los tejidos (trabajo combinado del corazón, pulmones y sistema vascular)”. Estos entrenamientos pueden realizarse de forma separada, en días alternos, o combinarse en la misma sesión, lo que sería más funcional y lograría mayores beneficios en menos tiempo. Eso sí, bajo la supervisión del traumatólogo de cabecera.
Para conseguir un resultado holístico, a un buen profesional que aplique técnicas de vanguardia y al movimiento físico hay que sumarle un tercer pilar fundamental: la mentalidad de superación.
“Si te caes siete veces, levántate ocho, dice un proverbio japonés que yo aplico a mis pacientes”,
relata el doctor, para quien “hay que evitar dejarse y rendirse porque siempre existe esperanza y se puede hacer algo por mejorar nuestra situación”. El espíritu de superación del paciente, concluye, “junto al acompañamiento del profesional, puede cambiarle la vida a personas con dolor incapacitadas que vuelven a sonreír y a caminar, a jugar con sus hijos o nietos, recuperando su independencia y vitalidad.”.