Estados Unidos ha multiplicado por cuatro los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China, que pasan del 25% al 100%, tal y como ha confirmado la Casa Blanca este martes en un comunicado.
Además, el Gobierno de Joe Biden respalda la imposición de estas trabas comerciales a las placas fotovoltaicas, la industria de los semiconductores y las grúas portuarias a fin de «proteger a los estadounidenses de las prácticas comerciales desleales de China».
La Casa Blanca dice que las medidas son necesarias, porque China está inundando los mercados globales con exportaciones artificialmente baratas.
Según el Ejecutivo demócrata, estas nuevas medidas afectan a las importaciones procedentes del gigante asiático por un valor total de unos 18.000 millones de dólares (16.667 millones de euros).
Esta medida tiene como objetivo proteger a la industria del vehículo estadounidense, que se prepara para recibir cientos de miles de millones de dólares en subsidios federales para fomentar la transición hacia el vehículo eléctrico.
Durante estos últimos días y tras la visita de Estado del presidente chino, Xi Jinping, a Francia, el Gobierno chino criticó la posición de Washington, asegurando que el «problema de exceso de capacidad china no existe».