El proceso de desinflación en la zona euro ha continuado su curso y ampliado su alcance a todos los componentes principales de la inflación, según ha señalado la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, para quien hay riesgos «en ambos sentidos» para las perspectivas de inflación.
En una conferencia en Washington, la francesa ha indicado que los riesgos al alza incluyen mayores tensiones geopolíticas, así como un mayor crecimiento salarial y márgenes de ganancias más resistentes de lo previsto, mientras que los riesgos a la baja incluyen que la política monetaria frene la demanda más de lo esperado y un deterioro inesperado del entorno económico en el resto del mundo.
De este modo, para la presidenta del BCE, el grado de una mayor desinflación depende de la interacción de los costes laborales y los márgenes de ganancia de las empresas.
«Se espera que el proceso de desinflación continúe, especialmente una vez que la recuperación del crecimiento de la productividad comience a reforzar la presión a la baja sobre el crecimiento de los costes laborales», ha señalado Lagarde, recordando que el BCE espera que la inflación disminuya al 2,3% en 2024 y alcance el 2% a mediados de 2025.
En este sentido, ha reiterado que las futuras decisiones del Consejo de Gobierno seguirán adoptándose con un enfoque dependiente de los datos y reunión por reunión.
«Si la evaluación actualizada de estos criterios por parte del Consejo de Gobierno aumentara aún más su confianza en que la inflación está convergiendo a su objetivo de mediano plazo del 2% de manera sostenida, sería apropiado reducir el nivel actual de restricción de la política monetaria», ha añadido, recordando la fórmula empleada la semana pasada tras la reunión del Consejo de Gobierno, y subrayando que la institución no se compromete de antemano a seguir una trayectoria determinada para los tipos de interés.