Otra de mis paradas en este pequeño circuito trazado para encontrar esta literatura en la ciudad, es la Casa del Libro en plena Gran Vía madrileña (www.casadellibro.com). Aquí me espera Celso Sánchez quien en su día de cumpleaños se siente complacido de atendernos. Casi a punto de cumplir cien años de su fundación en 1923 y bajo el nombre del Palacio del Libro en un principio, este mítico centro con aires de galería comercial renovado recientemente es una visita obligada.
Habiendo recorrido sus estanterías en muchas ocasiones desde mis tiempos de juventud, esta visita en particular hace que me sienta como en casa de un amigo. Celso también comparte el gusto por el rock, y rápidamente me comenta que este género es el más vendido y solicitado en toda la sección. La edad promedio de las personas que demandan libros de música oscila entre los treinta y cincuenta años. Me enfatiza que muy pocos hay por debajo de los veinte.
Por la céntrica ubicación de la librería, siempre hay turistas de países de habla hispana que esperan encontrar aquel título que posiblemente no lleguen a ver con cierta prontitud en sus países y que prefieren adquirir aquí. Entre sexos, hay también más hombres que mujeres interesados en esta literatura. No es que sea una diferencia abismal, pero si lo suficiente como para ser tenida en cuenta.
Y aunque no se tenga la impresión de que se invierte más por parte de editoriales en esta línea, si se editan hoy muchas más novedades extranjeras traducidas al español, así también como una mayor representación de títulos escritos por autores y personalidades de la música y la radio española. La sensación al mirar en las estanterías es de no poder conciliar la vida y las ganas de leer todo aquello que ves al mismo tiempo.
Entre un mar de obras apetecibles, Celso comparte su impresión de no estar para nada en la cima de la producción de títulos con temática musical. “Seguiremos contando con nuevos libros sobre música entre biografías, ensayos relativos a géneros diversos y fenómenos artísticos y comerciales con gran efecto en la música. Aún hay mucho qué escribir en un futuro sobre la música, y más en un momento de efervescencia en la reproducción digital ligado al impacto que tienen las redes sociales en su difusión”.
Con la irrupción de artistas virtuales firmados por compañías discográficas que están creando y gestionado a estos nuevos ídolos y la entrada en el cuadrilátero de fondos de inversión que adelantan el pago de derechos a los artistas, seguramente seguiremos viendo mucho material escrito en relación a la nueva forma de hacer y consumir música en este siglo. Esta literatura parece no ser una simple moda pasajera.
