El Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha emitido un documento, enmarcado en el ‘Plan Digital Familiar’, que manifiesta una serie de advertencias acerca del uso de pantallas en la enseñanza, con el fin de plantear su reevaluación.
Actualmente en España, debido a las diferentes competencias en materia de educación en las autonomías, existen posiciones dispares en cuanto al uso de tecnología en la enseñanza. No obstante, desde la AEP, explican que su implantación no ha demostrado hasta la fecha mejoras en el aprendizaje respecto a la lectura en papel o la escritura a mano.
Para la coordinadora de este grupo de trabajo, la doctora María Salmerón, «es importante diferenciar el uso de smartphones en horario escolar, que son propiedad de los alumnos o sus familias, de la digitalización de la enseñanza, es decir, el uso de medios digitales con fines educativos».
En esta línea, desde la AEP advierten de que el último informe de PISA refiere que, de media, en los países participantes de la OCDE, uno de cada tres estudiantes manifiesta distraerse en clase de matemáticas con sus dispositivos móviles, y uno de cada cuatro se distrae con los dispositivos de los compañeros.
Asimismo, el uso de los teléfonos inteligentes en los recreos se ha asociado con un menor interés por parte de los alumnos en socializar con otros compañeros cara a cara, con mayor frecuencia de ciberacoso y menor actividad física, tal y como apunta un estudio publicado en la revista científica ‘Societal Impacts’.
TECNOLOGÍAS SIN AVAL CIENTÍFICO
«En medicina, cuando se aprueba el uso de un medicamento nuevo es obligatorio la realización de estudios experimentales con grupos control para demostrar que el fármaco nuevo es mejor a los que ya existen», explica la doctora Salmerón.
«Además, se hace seguimiento de los efectos secundarios. En las aplicaciones que afirman que tienen una finalidad educativa se deberían seguir los mismos criterios, pero esto no se hace», añade la pediatra.
De esta manera, desde la AEP consideran que se puede implementar el uso de aplicaciones en las aulas con una finalidad concreta siempre y cuando éstas hayan sido avaladas por estudios científicos que se hayan llevado a cabo con una muestra suficiente de usuarios y con un grupo control.
ESPECIFICAR EL TIEMPO DE USO, ENTRE OTRAS MEDIDAS
Entre las recomendaciones del documento, los pediatras plantean incluir, en las aplicaciones, el tiempo de uso que precisa el alumno para realizar la actividad propuesta, así como establecer mecanismos automáticos para evitar el exceso de exposición.
Además, precisan informar de que el tiempo total diario de pantalla no supere al recomendado por las sociedades científicas, siendo menos de una hora al día entre los 2 y los 5 años e inferior a las 2 horas a partir de los 5 años.
En esta línea, los pediatras sugieren que los dispositivos sean propiedad del centro escolar, configurados para evitar el acceso a contenidos inadecuados, con cuentas específicas para su uso exclusivamente docente y asegurar a su vez el acceso a los dispositivos a todos los alumnos del centro.
Por otro lado, subrayan la necesidad de eliminar los juegos de las aplicaciones con finalidad educativa, las estrategias relacionadas con la gratificación inmediata o cualquier mecanismo que favorezca comportamientos adictivos o el uso excesivo de pantalla.
Tal y como concluye la doctora Salmerón, «resultará esencial la formación del profesorado, del alumnado y de los padres en competencias que incluyan el impacto de las pantallas sobre la salud, el neurodesarrollo, el desarrollo psicoafectivo en el aprendizaje, en la protección de datos y en la ciberseguridad para disminuir los riesgos».