Una de las principales peculiaridades de la presente crisis es que es un virus, algo aparentemente ajeno a la economía, el que nos está marcando el paso en la caída vertiginosa de los indicadores macroeconómicos y en la posteriormente laboriosa vuelta a los niveles prepandemia.
El COVID-19 sigue siendo hoy, más de un año después, el elemento distorsionador que ha sumido en el drama a muchas familias, ha truncado la recuperación económica y nos ha obligado a cambiar este término en nuestra lista de prioridades para los próximos años por el de reconstrucción.
Por tanto, podríamos decir que el principal objetivo ahora, como es evidente, es frenar al virus para garantizar la salud de las personas, pero en última instancia, también hacerlo para volver a ser dueños de nuestros tiempos económicos y sociales.
Solo hay, en estos momentos, una forma de hacerlo. Se trata de la vacunación. Por eso, por extraño que pudiera parecer si miramos con los ojos de hace solo un año, la medida más efectiva en estos momentos para salir de la crisis es esa: vacunas, vacunas y vacunas.
Y mientras tanto, solo queda ganar tiempo y en este tránsito hacia lo que consideremos normalidad cuando llegue, seguir preservando aquello que tanto trabajo nos ha costado construir: cientos de miles de empresas y millones de empleos.
Es una tarea difícil, pero que no podemos dejar de librar, más aún cuando tenemos ante nosotros una herramienta sin parangón como son los 150.000 millones de euros de fondos europeos comprometidos con España para su reconstrucción.
Encadenando unos elementos y otros, podríamos decir que para ser dueños de nuestro destino económico necesitamos emplear bien, con criterio, y de forma ágil estos fondos.
Por parte de CEOE, hemos trabajado durante los últimos meses, de la mano del tejido empresarial y de las organizaciones empresariales más representativas, tanto a nivel sectorial como territorial, para sustanciar 21 iniciativas estratégicas de país.
Proyectos alineados con los pilares del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que marcan las líneas maestras no solo de lo que puede ser el camino de la recuperación económica, sino también del modelo económico del futuro, basado en el conocimiento, la digitalización, la sostenibilidad y la igualdad entre hombres y mujeres como principio transversal.
A partir de ahí, lo que se necesitan también son ayudas directas a las empresas, flexibilidad en el mercado laboral o colaboración público-privada para complementar las fortalezas del ámbito empresarial y de las Administraciones.
Lo que seguro debemos evitar en este contexto es todo aquello que aporte mayor incertidumbre al actual contexto. La estabilidad política, la seguridad jurídica o la confianza institucional son básicas en estos momentos.
Como lo es también la predictibilidad normativa. Es por ello que, por ejemplo, consideramos que no es el momento del pretendido desmantelamiento de la reforma laboral. Porque es una norma que ha aportado la flexiseguridad suficiente para propiciar la recuperación económica de los años previos a esta nueva crisis.
Pero sobre todo porque esta posibilidad genera un clima de desconfianza e inquietud entre las empresas que hace que se puedan frenar muchas decisiones de inversión.
En todo caso, es el momento de mirar al frente y pensar en qué queremos para los próximos años.
Si deseamos un país en el que los niveles de innovación y digitalización sean muy superiores, tendremos que pensar también en invertir en políticas activas de empleo o formación para que nuestro capital humano esté a la altura desde el punto de vista competencial de este reto.
Me refiero sobre todo a la necesidad de pensar en la empleabilidad de los menores de 30 años y en los mayores de 50 años.
Y si queremos un país que aporte certidumbre para las empresas, también deseamos lo mismo para todos nosotros, como ciudadanos y trabajadores. Por eso, en línea con las condicionalidades que impone la UE para el acceso a los fondos europeos, también es el momento de revisar la normativa para tratar de reducir la dualidad del mercado de trabajo.
Para concluir, desde CEOE tendemos la mano a las Administraciones para ir juntos en la reconstrucción y afrontar con energía y decisión la que seguro más pronto que tarde será la normalidad postpandemia. Una normalidad dentro de un país mejor.
Columna publicada en el número de abril de Corporate.