Las protestas de los agricultores alemanes, que han bloqueado el tráfico en diferentes carreteras del país en respuesta al recorte de los subsidios al combustible planteado por el Gobierno en los presupuestos de 2024, han provocado el caos este lunes en Alemania en la primera jornada de una semana de movilizaciones convocada por la Asociación de Agricultores de Alemania.
La coalición de Gobierno acordó a finales de 2023, tras el varapalo del Constitucional que ilegalizó el recurso a los fondos sobrantes del Covid, un paquete de medidas de ajuste, incluyendo la cancelación de ayudas para el combustible agrícola, aunque posteriormente Berlín dio marcha atrás parcialmente y anunció que las desgravaciones fiscales se eliminarían gradualmente hasta 2026, con una reducción este año del 40%, mientras que renuncia a eliminar la subvención a los impuestos de los vehículos agrícolas.
Según recoge la prensa alemana, este lunes las protestas de los agricultores reunieron en la Puerta de Brandeburgo de Berlín a unos 550 manifestantes con un número similar de vehículos, incluidos numerosos tractores, mientras que en varios puntos del país se observaron convoyes de tractores y bloqueos temporales de accesos a las autopistas, provocando el caos del tráfico e incluso interrupciones de la actividad en fábricas afectadas por el bloqueo de las rutas.
«Hacemos uso de este derecho a manifestarnos para garantizar el futuro de nuestros jóvenes, pero también para seguir garantizando la seguridad alimentaria», afirmó el presidente de la asociación de agricultores DBV, Joachim Rukwied. «Pedimos comprensión a la población. No queremos perder el gran apoyo y solidaridad que recibimos de gran parte de la sociedad», añadió.
En este sentido, los convocantes de las manifestaciones han instado a actuar con moderación en las protestas, después de que la semana pasada impidiesen al vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, abandonar un ferry en la costa del mar del Norte.
El propio ministro alemán, ha instado este lunes a no dejarse arrastrar por «el programa del populismo del resentimiento», señalando que, a pesar de los llamamientos de las asociaciones de agricultores para manifestarse de forma no violenta y pacífica «la experiencia de las últimas manifestaciones demuestra que no es así».
«Circulan llamamientos con fantasías de subversión, se forman grupos extremistas, se exhiben abiertamente símbolos étnico-nacionalistas. Cada vez está más claro que algo ha fallado en los últimos años que está delimitando la protesta democrática legítima y la libertad de expresión, de modo que lo que antes era indecible ahora parece legitimado», ha advertido.