En una comunidad solar, un grupo de personas comparte la energía que produce una instalación fotovoltaica. En cambio, las comunidades energéticas son proyectos colaborativos más amplios y ambiciosos. En estos casos, el objetivo central es generar un impacto positivo a nivel económico, social y medioambiental en un espacio determinado.
Según explican los especialistas de la empresa Senda, la comunidad solar, entendida como el autoconsumo energético compartido, es solo una de las iniciativas que puede integrarse en las comunidades energéticas. Esta firma se dedica a fomentar y estructurar este tipo de proyectos que sirven para avanzar en el sentido de la transición energética. En todos los casos, el objetivo es instaurar un modelo de consumo descentralizado, abierto, transparente, renovable y sostenible.
Características de las comunidades energéticas, por Senda
Estos proyectos buscan la generación de energía 100 % renovable de manera local y sin necesidad de modificar el diseño urbano de una población. En este sentido, para la colocación de paneles se usan los tejados de edificaciones que ya han sido construidas. De este modo, un municipio puede convertirse en referente en el cuidado medioambiental y avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
Además, en una comunidad energética los socios tienen un papel protagónico, ya que toman decisiones sobre la producción y el consumo de energía. Esto favorece la transición de un modelo controlado por grandes compañías eléctricas a otro descentralizado y basado en la cooperación.
Estas comunidades también permiten ahorrar hasta un 30% del coste de la electricidad y pueden vender la energía sobrante. En líneas generales, la producción de energía limpia contribuye al cuidado del medioambiente mediante la reducción de las emisiones de CO₂.
Las comunidades energéticas favorecen el desarrollo local
Todos los beneficios generados por estos proyectos se invierten en su zona de influencia. De esta manera, se fomenta la creación de puestos de trabajo y se genera un beneficio en términos económicos, sociales y medioambientales.
Además, para ser miembro de una comunidad de este tipo no es imprescindible contar con espacio para la instalación de placas solares, ya que se trata de proyectos comunitarios que están regidos por la colaboración. En este sentido, todos los miembros de la comunidad son propietarios tanto de los equipos fotovoltaicos como de la energía que se produce.
Para diseñar y ejecutar un proyecto de este tipo es posible recurrir al apoyo que ofrecen los especialistas de Senda. Esta empresa facilita las herramientas necesarias para la construcción y gestión de una comunidad energética local que resulte accesible para toda la población.
Con el soporte de Senda se pueden desarrollar comunidades energéticas para fomentar el cuidado del medioambiente y la transición hacia un sistema de consumo energético más limpio. Además, estos proyectos favorecen el desarrollo económico y social de las comunidades que los llevan a cabo.